Woody Allen abre un certamen en el que predomina la crítica social
El Festival de Cine de Cannes se inaugura hoy con la última película de Woody Allen, Hollywood ending, en una ceremonia presentada por la actriz Virginie Ledoyen. En la selección oficial, cineastas como Mike Leigh, Ken Loach o Abbas Kiarostami auguran un certamen en el que predomina una mirada crítica y nada complaciente sobre la realidad. En la 55ª edición, en la que están representados 33 países, España no figura entre ellos.
Woody Allen busca de nuevo en Europa el éxito popular y de crítica que su país ya le ha negado -dos millones de dólares (2,3 millones de euros) en el primer fin de semana auguran una pésima trayectoria comercial en EE UU de su Hollywood ending-, mientras que Virginie Ledoyen, la joven intérprete francesa, es también una de las modelos publicitarias de una marca de cosméticos que es una de las grandes patrocinadoras del certamen.
Pero no todo han de ser tributos pagados a la fama o al dinero. Los nombres que incluye la selección oficial no engañan: Mike Leigh (All or nothing), Ken Loach (Sweet sixteen), los hermanos Dardenne (Le fils), Frederick Wiseman (La dernière lettre), Abbas Kiarostami (Ten), Amos Gitaï (Kedma) o Marco Bellochio (Ora di religione) son cineastas preocupados por la evolución de la sociedad, que miran sin complacencia el mundo en el que viven.
Esa misma tendencia es la que inspira a Michael Moore, que en Bowling for Columbine se interesa, en clave documental, por EE UU de las armas; a Francesca Comencini cuando habla de la gran manifestación antiglobalización de Génova en Carlo Giuliani, ragazzo; a Nicolas Philibert al acercarse a un maestro de escuela rural en Être et avoir o a Chantal Akerman cuando desde Arizona narra la historia de los nuevos espaldas mojadas en The other side.
Otros cineastas se instalan de manera más abierta en las construcciones narrativas de la ficción clásica, pero sin abandonar el espíritu crítico. Nicole García estrenará L'adversaire, un filme sobre cómo la función social destruye a las personas; Atom Egoyan propone en Ararat una reflexión sobre la historia de su país de origen, Armenia. Charles Aznavour, también nacido en Armenia, es su gran protagonista. El brasileño Fernando Meirelles traza en Cidade de deus la evolución de un barrio de favelas en Río de Janeiro, mientras Elia Suleiman ofrece un doble y trágico retrato de Jerusalén y Ramala. Es la primera producción palestina que acude a Cannes compitiendo con la ya citada película del israelí Gitaï, que trata de la fundación del Estado de Israel.
El pasado difícil de asumir es el tema de Kiju Yoshida en Kagami no onnatachi, historia de una madre y una hija marcadas por Hiroshima, mientras que un presente amoroso complicado es el que angustia a Ariane Asacaride en Marie-Jo et ses deux amours, de Robert Guédiguian. Roman Polanski vuelve a su país, Polonia, y al gueto judío durante la ocupación nazi en The pianist. 'Intento recrear todo lo que recuerdo de mi infancia y permanecer lo más fiel posible a la realidad, renunciando a filmar al estilo de Hollywood'.
Michel Winterboom (tercer británico de la selección), en 24 hour party people, ofrece la reconstrucción de la ascensión y caída de un club nocturno punki de Manchester; Sprit: stallion of the cimarron es una obra de dibujos animados que luchará por la Palma de Oro, mientras que Spider supone el regreso de David Cronenberg a Cannes.
Manuel Oliveira no se ha ido nunca de la Croissette y este año presenta O principio da incerteza. Otros retornos: el del finlandés Aki Kaurismäki con Mies Vailla menneisyyttä, el del frances Barbet Schroeder con Murder by Numbers, el de Jean Luc Godard y Anne Marie Mièville con The Old Place o el de Olivier Assayas con Demonlover, un filme sobre los peligros de la mundialización. Una cinta bengalí musical, Devdas; un supuesto filme escándalo de Gaspar Noé, Irrevérsible; el inevitable descubrimiento chino, Ren xiao yao, de Jia Zhangke, y la esperada nueva obra del estadounidense Paul Thomas Anderson, Punch-drunk love, completan una selección que tendrá en Russian ark, de Alexandre Sokurov, su mayor desafío técnico-artístico: un solo plano de 88 minutos para contar tres siglos de historia. A ello se añaden 35.000 profesionales acreditados y Leonardo di Caprio, Sharon Stone y Cameron Díaz entre las estrellas esperadas, más sendos homenajes a Jacques Tati y Billy Wilder.
Españoles escondidos
El cine español estará presente en Cannes de manera muy discreta. En La Semana de la Crítica han incluido el primer largometraje de Juan Carlos Fresnadillo, Intacto, protagonizado por Eusebio Poncela, Max von Sydow y Mónica López. En la sección Un Certain Regard encontramos Ten minutes older, filme colectivo que permite a una serie de directores ofrecer, en un máximo de diez minutos por cabeza, su idea del tiempo. Víctor Erice figura entre los autores seleccionados, es decir, entre Godard, Wenders, Chen Kaige, Jim Jarmusch, Herzog y Kaurimäki. Y dos actores, Ángela Molina y Sergi López, también se asomarán a las pantallas de Cannes. Ella, como andaluza que comparte reparto con Chiara Mastroianni en Carnages, de la debutante Delphine Gleize; él, como el hombre que las enamora en Filles perdues, cheveux gras, del no menos debutante Claude Duty.
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