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'Tenemos personalidad'

De cerca, Lucio es un tipo alto y fibroso. De 24 años. Serio y cejijunto. Habla con la cadencia suave de los brasileños y, si se le pide una entrevista, responde con amabilidad en un español suramericano. 'Después de ducharme. Me demoraré tres cuartos de hora'.

Lucio actúa de defensa central porque no le queda más remedio. O porque es lo más conveniente para su físico. Pero hasta ahí. Si al defensa de moda en el fútbol europeo le preguntan qué zaguero es su preferido, no encuentra ninguno. Y no es por falta de humildad, sino porque sólo admira a los que actúan del medio del campo hacia delante. Su ídolo fue Dunga, el medio centro de brega que lideró a Brasil en el Mundial 94. Y de la presente Liga de Campeones, sólo un jugador le ha impresionado: el delantero holandés del Manchester Van Nistelrooy, al que se enfrentó en semifinales.

El Leverkusen pagó por Lucio 8,9 millones de euros al Internacional de Porto Alegre, donde jugó de delantero. Y es que el cuerpo le pide atacar, atacar y atacar. Por eso ha encontrado en Klauss Toppmöller el técnico ideal, que le permite dar rienda suelta a sus instintos. La consecuencia es que lleva dos goles decisivos en la Liga de Campeones, uno ante el Fernerbahce en la primera ronda y otro ante el Liverpool en cuartos de final. 'Aquí he tenido la oportunidad de desarrollar mi fútbol', afirma. Claro que, en ocasiones, Toppmöller tiene que frenarlo, como en la vuelta de las semifinales ante el Manchester, donde había que mantener el resultado. Sobre todo ahora, que el compañero que le guardaba las espaldas, el capitán Nowotny, está lesionado. En todo caso, sabe el técnico que el central brasileño es una de sus principales bazas atacantes. Por eso se pasó el final del entrenamiento del jueves, ensayando con él los remates de cabeza tras un bombardeo de centros desde la derecha y desde la izquierda.

¿Cuál es su talón de Aquiles? 'Tengo que mejorar técnicamente', admite. 'Y también me cuesta recuperar el ritmo físico después de una lesión. Pero es evidente que mi fuerte es la fortaleza física'. Ahí, en ese apartado es realmente impresionante. También en el uno contra uno. Apacible fuera del campo, donde practica el evangelismo tan frecuente en los futbolistas brasileños, Lucio se transforma en una especie de león dentro de los estadios. No se arruga nunca y, como dice Toppmöller, no sabe perder. Arrambla con todo. De ahí que asegure que a su equipo no le va a pesar su inexperiencia, como se cree en España. 'El Madrid es mejor que nosotros. Eso está claro, pero nosotros no nos vamos a cagar, seguro, porque tenemos gente con mucha personalidad', concluye.

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