El 'handicap' de César y el 'Bukowski' de Solari
Gleddoch House, a 30 kilómetros de Glasgow, es el sitio que ha escogido el Madrid para retirarse del mundanal ruido. En el medio de un bosque, en el medio de un campo de golf, donde los taxis no llegan a menos de un kilómetro. Lejos lejos del calor de los hinchas, que en este rincón se cuentan por miles.
Ahí los jugadores duermen en habitaciones dobles y por la mañana, cuando se levantan, abren la puerta y pisan la hierba del hoyo 15. Cada habitación es un bungalow unido al casco principal de este hotel, más que tranquilo, espectral.
Nada más llegar al aeropuerto de Glasgow, el lunes, el Madrid se escabulló por una puerta lateral y se subió a un autobús que llevó a la plantilla directamente a este hotel. Cientos de hinchas esperaron en vano. Niños pelirrojos, todos escoceses, embutidos en la camiseta blanca y armados de carteles y bolígrafos para cazar algún autógrafo. Se habrían vuelto con las manos vacías de no ser por Florentino Pérez, el presidente, que salió solo con los guardaespaldas y su mujer, atendiendo a los fanáticos mientras sus jugadores se enclaustraban hasta ayer, a las seis de la tarde, para entrenarse en Hampden Park.
A esta suerte de retiro espiritual, los futbolistas le llaman 'concentración'. En ella, los más se pasan el día hablando por el teléfono móvil, mirando películas de acción en DVD (Zidane), leyendo la prensa, durmiendo de un tirón (Guti), jugando a la play-station, escuchando música o leyendo novelas de Charles Bukowski (Solari). Los más osados pueden jugar al golf, como César, que tiene buen handicap.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.