Una final sin cambios en la alineación habitual

En la cumbre de la temporada decenas de cámaras se agolparon en la boca de vestuarios de Hampden Park para ver salir al Madrid hacia su último entrenamiento. Con gesto emocionado, Hierro encabezó la columna. Detrás, risueños, pasaron Iván Campo y Zidane. Y en medio, Helguera: '¿A qué viene tanta gente? ¿Y aquí quién juega?'.

Eel Madrid preparó su última cita entre la confianza total en su superioridad y el temor al fracaso más absoluto, si no gana hoy. La 'normalidad', para Del Bosque, es lo fundamental. El técnico sostiene que en partidos decisivos no se debe alterar las bases tácticas y la alineación más frecuente. Por eso hoy no habrá sorpresas: Hierro y Helguera serán los centrales. Solari y Makelele se moverán en el medio. Figo hará de extremo diestro y Zidane de enganche partiendo desde la izquierda. Raúl y Morientes (el goleador, que va bien de cabeza, defenderá el área de César del juego aéreo alemán).

'En estos casos tengo presente una experiencia como jugador, la final de 1981, contra el Liverpool', dijo Del Bosque; 'y hay que buscar la normalidad. En aquella final acabé de lateral derecho marcando a Ray Kennedy, Uli Stielike con Lee de lateral izquierdo, Camacho en el medio marcando a Souness, y Ángel volviéndose loco con McDermontt...'. Aquella final terminó como el rosario de la aurora, y Del Bosque la tiene presente.

El entrenador blanco también sabe que su cargo se ha cuestionado en los últimos días. Que sus jugadores no llegan al partido en las mejores condiciones físicas. Y que el Madrid, que no ha ganado nada en toda la temporada, se lo juega todo en este partido. 'Estoy seguro de que la historia se repite', proclamó Del Bosque; 'al cabo de 40 años esta competición ha cobrado una dimensión extraordinaria. Es la máxima aspiración a nivel de clubes. Este es el partido estelar de la temporada'.