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FÚTBOL
Columna
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La farola del mar

Juan Cruz

La farola del mar, la canción más popular de Los Huaracheros, el grupo canario que precedió a Los Sabandeños, alude a un faro del muelle de Santa Cruz y dice: 'Esta noche no alumbra La Farola del Mar/ Esta noche no alumbra porque no tiene gas'. Cuando al estadio Rodríguez López se le fue la luz en la última jornada muchos pensaron en esa letra como símbolo de la decadencia del Tenerife. La verdad es que el equipo lleva mucho tiempo a oscuras.

La reacción resignada de su afición en la última jornada no es sino el final de un largo calvario. Para qué iba a llorar más. La agonía de la Unión Deportiva Las Palmas es más reciente, por eso sus jugadores lloraron en Anoeta, lejos del Roque Nublo, porque no tenían afición que les llorara.

Es una desgracia para el fútbol canario, que tiene historia y estilo, y que ha visto cómo se borra su presencia en primera. El Tenerife cae con deudas graves pero razonables, amortiguadas por la entidad que lo financia, y Las Palmas lo hace con el estrépito de la amenaza de la bancarrota. En el ámbito deportivo, a uno se le ha puesto en evidencia que su ambición va rodando cuesta abajo desde que la marcha de Valdano (y de Benítez) dejó la conducción futbolística en manos de la directiva. Que el equipo que refundó Valdano cayera en manos de Javier Clemente da una idea de lo que puede ser el deterioro de un concepto del fútbol. Por otra parte, este equipo que con tanta saña impidió que el Madrid ganara dos ligas creyó que podía subsistir, en primera y en la vida, sin cuidar su cantera, la de su isla, y ha descendido a segunda prácticamente con un solo canario como titular, su capitán Alexis, que es de Las Palmas.

A la Unión Deportiva le han ahogado las deudas, que son pesadísimas y tienen peor cura que las del Tenerife; por esa sangría económica se han ido grandes jugadores, como Valerón y como Guayre; el primero es el mejor jugador de la liga, y está en el Depor; representa la esencia de la cantera insular, que siempre se ha formado mirando a la Unión Deportiva. Pero el equipo que fue de Molowny no tiene dinero para mantener a esos genios a los que da vida.

Es un momento delicado para el fútbol canario, tal como está el fútbol. Porque ahora no habrá tanto dinero para gastar, y puede ocurrir que un día no sólo no haya dinero para comprar jugadores de fuera sino siquiera para pagar el gas con el que se alimenta la farola del mar. O la luz de los estadios.

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