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Entrevista:ALINE GRIFFITH, CONDESA DE ROMANONES | Ex agente de la CIA

'Carlos 'El Chacal' me mandaba claveles'

Pregunta. Quinto libro sobre sus actividades de espía. Dicen que le echa usted a esto mucha fantasía.

Respuesta. El 75% de este libro es totalmente auténtico. Los detalles de Carlos, El Chacal, los he sacado de distintos servicios de inteligencia de Inglaterra, Francia y Alemania, y son muy fidedignos.

P. ¿El Chacal es tan atractivo y buen chico como cuenta en Un asesino con clase?

R. Era muy amable, iba muy bien vestido, hablaba inglés cuando venía a casa, sabía francés. Me chocó que un chico tan joven, que trabajaba con mi marido, hablara idiomas.

P. Dice que compartían admiración por Antonio Ordóñez y por el flamenco. Y que le regalaba claveles rojos. Ideal, ¿no?

R. Me mandó claveles rojos, un gesto amable, porque había venido aquí varias veces con papeles para mi marido. Luego le encontré en Málaga en una corrida de Antonio Ordóñez. A ambos nos gustaba.

P. Espía desde los veinte años. ¿No empezó usted un poco pronto?

R. Cuando terminé la universidad, católica, eran tiempos de guerra. Estados Unidos acababa de inaugurar sus servicios secretos, en la segunda Guerra Mundial. Buscaban una chica joven y católica que encajara en sus planes para mandarla a España.

P. ¿Creyó alguna vez que en la OSS, luego CIA, eran madres de la Caridad?

R. Cuando me reclutaron, en mi país todo el mundo de mi edad estaba intentando tomar parte en la guerra. Me entrenaron durante tres meses.

P. ¿Le propusieron un buen asesinato o un golpe de Estado, para hacer prácticas?

R. Tuve que aprender a matar a un hombre con cuchillo, con pistola, con ametralladora. Y aprender a cifrar y organizar células. Asesinatos no nos pidieron en la escuela.

P. No le huele fatal que la CIA haya elogiado sus libros?

R. Saqué mi primer libro en el 87, tras dejar el servicio. Se lo mandé al jefe de la CIA, Casey, y lo aprobó. Sé lo que se puede decir y lo que no.

P. La enseñaron a estrangular, a matar a cuchillo, con veneno, con pistola. ¿Qué modalidad prefería?

R. Con pistola. Es lo más rápido y lo más fácil [Risas].

P. ¿Lleva en el bolso contenedor de veneno, para un apuro?

R. Lo que sí llevaba eran unos polvos que ponía en las bebidas para hacer hablar. También me enseñaron a robar relojes y papeles, a ser carterista. Lo hacía muy bien.

P. ¿Sigue ejercitándose?

R. Creo que he perdido facultades. Extraviamos en casa la llave de una caja fuerte, intenté abrirla y no pude.

P. Es mejor lo de John Le Carré o lo suyo?

R. Desconozco a la mayoría de escritores de espionaje.

P. ¿Me dejaría telefonear con la suela de su zapato?

R. [Ríe] Ahora ya no tengo ningún secreto divertido.

P. ¿Qué opinión profesional le merece 007?

R. No sé quién es el escritor o guionista de 007, pero le han echado mucha imaginación.

P. ¿Su matrimonio fue el mejor negocio de su vida?

R. Cuando me casé pasé a formar parte de una familia importante. Ser condesa española era para mí una tapadera estupenda.

P. Se colocó usted bien en todos los sentidos.

R. Me coloqué muy bien, sí.

P. Hace años, la condesa de Montarco me dijo: 'Si Aline ha sido espía, habrá sido por amor'. ¿Cómo lo ve?

R. Ja, ja, ja. No, no. Desgraciadamente fue porque estábamos en guerra, por patriotismo.

P. Con todo lo que ha hecho la CIA, ¿está encantada de haber trabajado para ella?

R. Hasta mi jefe en la Agencia pensaba que había muchas cosas que no eran convenientes y que no funcionaban bien.

P. La corriente de su casa es de 125 voltios. ¿Es igual de moderna para todo?

R. [Carcajada] Soy bastante carca, soy franquista, creo que Franco ha sido el primer socialista de España, y con él no había terrorismo. Soy muy carca, sí.

P. ¿Se ha pasado usted a muchos hombres por el microfilm?

R. Desgraciadamente, en la inteligencia, todo esto que han inventado gracias a Mata-Hari no existe. Y nos vigilaban mucho, especialmente a las mujeres. Pensaban que una espía con romances era un peligro.

P. 'Miento con gran facilidad'. ¿Me ha colocado bola tras bola?

R. Yo digo lo que me da la gana, claro. [Risas] Y a lo mejor todo es mentira.

Aline Griffith, condesa viuda de Romanones, en pose de James Bond, del que dice que no es gran cosa como agente secreto.
Aline Griffith, condesa viuda de Romanones, en pose de James Bond, del que dice que no es gran cosa como agente secreto.BERNARDO PÉREZ

PERFIL

Con 79 años y tres hijos, la condesa viuda de Romanones mantiene intactas su elegancia y su forma difícilmente inteligible de expresarse, convencida de que lo hace en castellano. Ama el deporte, la equitación, el baile, la lectura y la música. La caza no siempre le gustó: 'Me enseñaron a matar personas, pero es mucho más difícil matar perdices'.

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