Blindados
En el colegio Santiago Calatrava de Benimàmet (Centro de Adaptación Especial) estudia un jovencito para quien 'los negros son mierda, pero su amiga Concha, no'. En estas páginas lo contaban Ezequiel Moltó y Neus Caballer, poco antes de que Pim Fortuyn cayera asesinado por un hombre probablemente rubio. Sin embargo, según la crónica de Manu Leguineche, quienes guardaban las espaldas del líder xenófobo holandés eran musculosos inmigrantes y su sucesor tiene la tez chocolate con leche.
La Unión Europea estudia ahora un sistema de blindaje conjunto por el flanco Sur, una especie de cinturón de hierro flotante que impida el desembarco de pateras, sea cual sea su tamaño, procedencia y cargamento.
Aquí se sigue hablando de alistar en el ejército a inmigrantes, que quedarán en simple tropa para unidades tipo 'Legión Extranjera', según anunciaba el propio ministro. A huevos le puso la réplica Trillo-Figueroa a Felipe Alcaraz : lo que no quieren los españoles , lo ofrecen a quienes no tienen otra salida, y ya que el reclutamiento quedará limitado a hispanoamericanos, seguro que se busca soldados 'sumisos, pobres, católicos y que hablen castellano'. No hace falta saber mucho de milicia. Basta con el bagaje de algunas películas y el Canal Historia, para saber que así en Oriente como en Occidente los imperios han formado sus fuerzas de choque más broncas a base de indígenas desesperados, tipo gurkas, Guardia Mora de Franco o negros que tenían el alma blanca.
Con la morería, ahora, las cosas se han puesto chuscas, pero quizá más adelante lleguemos a ver a un soldadito casi español llamado Mohamed a bordo del guardacostas, interponiéndose entre el primo Ahmed y su sueño de prosperidad.
Estos tres casos -el holandés muerto, el escolar valenciano y la leva a la desesperada- nos dan la medida de cómo se ha instalado el concepto instrumental de la inmigración: valen mientras nos sirven (y no digamos cuánto les sirven a los empresarios sin escrúpulos). Tal cual la misma clasificación que hacía aquel paladín del mundo libre: una cosa son los canallas en general, y otra 'nuestros' propios hijos de puta.
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