El modelo de Rota y Morón

El problema del control de la base militar de Gibraltar no es ninguna novedad ni las partes que negocian, España y el Reino Unido, lo consideran irresoluble, por mucho que la manifestación de divergencias en el Gobierno británico pueda preocupar a los negociadores.

El secretario de Estado para Europa, Peter Hain, lo puso, en efecto, de manifiesto el pasado 25 de abril en el Parlamento y el ministro español de Exteriores, Josep Piqué, lo ha comentado reiteradas veces desde entonces. La última, el pasado jueves, cuando dijo: 'España no puede renunciar, desde el punto de vista de la soberanía, al conjunto de lo que hoy es Gibraltar, aunque también podemos encontrar fórmulas que satisfagan los deseos y las necesidades de la Marina británica, porque somos aliados en la OTAN'.

La dificultad mayor no existe, ya que, según han confirmado fuentes británicas, el Reino Unido no aspira a tener la soberanía exclusiva de la base de Gibraltar, como es soberano, por ejemplo, en su base de Chipre. La base sería, por tanto, de soberanía compartida, como el resto del Peñon, si se cierrra el acuerdo, y nada impedirá que ondee en ella la bandera española junto a la británica.

Lo que quiere Londres es el control de la base, según dijo Hain, y España, que no valora ese control especialmente, tiene experiencia en llegar a acuerdos que permitan manejar esas situaciones. A esa experiencia aludía el portavoz del Ministerio de Exteriores español, quien ayer recordaba a la Radio Four británica que 'no ha habido ningún problema' para que el control operativo de las bases de Rota o Morón, corresponda a EE UU.

Salvado el escollo de la soberanía, el modelo de acuerdo para la base de Gibraltar es, evidentemente, el de las bases citadas, y los problemas pendientes derivan de las autorizaciones de uso y otras restricciones que pretende España.