'Sevilla tiene dificultades para entender lo contemporáneo'
Roberto Luna (Sevilla, 1949) es un arquitecto atípico. Nunca tiene entre manos más de un proyecto y suscribe la frase de los orientales: 'Occidente está enfermo de prisas'. Luna es el autor de la rehabilitación de Casaramona, el nuevo centro de exposiciones que la Fundación La Caixa ha puesto en marcha el pasado mes de marzo en Barcelona. Durante los últimos seis años, Roberto Luna se ha dedicado completamente a esta obra, realizada por encargo directo y que ha supuesto el reto más importante de toda su carrera.
Tras la rehabilitación de la antigua fábrica de textiles del arquitecto modernista Puig i Cadafalch, es un bombón para cualquier arquitecto por la importancia del edificio y de la colección de arte contemporáneo que alberga. Nada menos que 13.000 metros cuadrados edificados y un presupuesto de 30 millones de euros.
La trayectoria de este arquitecto ha estado unida a las artes plásticas desde el inicio de su carrera. Entre sus trabajos destacan rehabilitaciones como la que realizó en el Centro de Arte Reina Sofía de Madrid para albergar el Guernica de Picasso, la de la estación de Plaza de Armas de Sevilla en 1992 para transformarla en sala de exposiciones o las dependencias del Monasterio de la Cartuja de Sevilla que albergaron el Pabellón Real en 1992. Además, acondicionó el claustro de la Cartuja para su actual uso: Centro Andaluz de Arte Contemporáno. Pero, entre tantos encargos relacionados con el arte, Luna acepta ejercicios de contención como una promoción pública de la Junta de 30 viviendas en Mairena del Aljarafe (Sevilla). En 70 metros cuadrados hay que meter tres dormitorios. 'Sevilla tiene dificultades para entender lo contemporáneo y ha seguido una política que fomenta justo lo contrario: rehabilitación in extremis de cualquier edificio que tenga más de 50 años, no por su valor, sino por el hecho de ser viejo', dice Luna.
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