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Reportaje:MÚSICA

Bach: crítica de la razón biográfica

La construcción de la biografía de Bach es, quizá, el mejor ejemplo de la conciencia europea en el tránsito de las sociedades posrenacentistas a las modernas. Ningún otro artista occidental anterior a la Ilustración ha planteado un caso parecido de revisión de la historia. Con la puesta en pie de la biografía de Bach, el barroco musical, por ejemplo, pasó de ser italiano a ser alemán.

La versión simplificada de la recuperación de Bach (1685-1750) es bien conocida: en 1802 se publica la 'primera' biografía, escrita por Forkel, 52 años después de la muerte del maestro. En ella, el que sería pionero de la musicología y del nacionalismo musical alemán plasmaría numerosos recuerdos de los hijos y alumnos de Johann Sebastian, y pasó a convertirse en una Ur-biografía, o documento fundacional. En 1829, se repone en Berlín La Pasión según San Mateo, dirigida por Mendelssohn, que era alumno de composición de Zelter, el amigo y asesor musical de Goethe y a su vez alumno de alumnos del gran Bach. A partir de ese momento, la biografía de Bach se confunde con la historia de la música de los dos últimos siglos y se trenza con todas sus vicisitudes. De entrada, Bach se convierte en la referencia inexcusable del renacimiento musical alemán; pasa a ser romántico, luego poeta, más tarde un músico analítico y conceptual, en todo momento un creador dotado de una fe religiosa modélica, con los años en el padre de la música, y finalmente se metamorfosea en ese creador universal cuya obra debería viajar en un cohete espacial para mostrarle a los extraterrestres aquello de lo que somos capaces de hacer en nuestro planeta.

Uno de los malentendidos más extendidos a propósito de Bach es la suposición de que fuera olvidado en la segunda mitad del siglo XVIII. Cuando Forkel publicó su biografía de 1802 no fue tanto para reparar una injusticia como para reivindicar una época que él consideraba dorada al lado de una percepción pesimista de la suya propia. Sea como fuere, ese año 1802 marca el arranque de la biografía de Bach para la historiografía moderna. A lo largo de los dos siglos transcurridos, esta aventura ha pasado por grandes cumbres (Spitta, Bitter, Schweitzer, Pirro, Terry, Riemann...), mientras que la recuperación de su música se convertía en asunto de una especie de academia institucionalizada con esas siglas, tan famosas como enigmáticas, BWV (Bach-Werke-Verzeichnis, catálogo de la obra de Bach).

Pero, en paralelo a la valoración de la obra, el paso de los años ha hecho evidente la problemática del acercamiento a la vida del hombre. ¿Es posible hoy una biografía narrada de Bach o sólo podemos aspirar a materiales o, como dirían los estudiosos de Georges Perec, biografemas? Como era de esperar, la revisión de una obra (y una vida) en permanente proceso de valoración ha terminado por proporcionar más bien un retrato de los avatares de nuestra cultura. Y, como también es fácilmente imaginable, los grandes relatos románticos han dado paso a una crisis del concepto mismo de biografía. Una crisis puntuada por momentos de exaltación lírica, como esa celebérrima Crónica de Ana Magdalena Bach en la que, supuestamente, la que fuera segunda esposa del músico describía el lado humano del esposo; pero que, en realidad, era un simpático pastiche escrito por la inglesa Esther Meynell y publicado en 1925, bien conocido del público por adaptaciones al cine o a la radio.

La historiografía bachiana posterior a la II Guerra Mundial ha convertido su vida y su obra en un prisma múltiple, demasiado grande para el derrotado nacionalismo alemán y suficientemente complejo como para reducirlo, incluso, al angosto ámbito europeo. ¿Es hoy la valoración de Bach un campo inextricable de significados? Alguna respuesta podremos encontrar en la reciente cosecha que ha llegado hasta la siempre corta bibliografía musical española. La editorial Cambrigde University Press (John Butt, Madrid, 2000) publicaba una Vida de Bach, título equívoco al tratarse de un trabajo colectivo formado por diversos artículos y que muestra que la vida de Bach es, en nuestros días, un tema esparcido por estudios parciales de los que no se escapa alguna extravagancia, como la referencia antedicha.

Si el libro de Butt llegaba a punto al 250º aniversario de la muerte del genio, el más reciente Johann Sebastian Bach. Documentos sobre su vida y su obra, de la colección Alianza Música (Alianza Editorial, Madrid, 2002), y que motiva el presente comentario, llega a tiempo para conmemorar el bicentenario de la biografía de Bach por Forkel. Los escritos que forman este libro de referencia son constituyentes básicos de la biografía posible de Bach y, en cierta manera, la hacen ya imposible o la convierten en una simple banalidad divulgativa en su modalidad de relato. Se trata de una selección de Hans-Joachim Schulze (Bärenreiter y VEB Deutscher Verlag für Musik, Kassel y Leipzig, 1972), de 361 documentos del más del millar que componen los Bach-Dokumente. Un aspecto decisivo de esta colección de escritos es que incluyen el periodo 1750-1800, el célebre agujero entre la muerte del maestro y su recuperación.

El responsable de la edición española de estos Documentos..., Juan José Carreras, en su sustancioso trabajo previo (me resisto a llamarlo prólogo por su densidad y lucidez), aclara que: 'El lector, siempre dentro del entramado formado por el mosaico de los distintos documentos seleccionados, iría así, de fragmento en fragmento, creando su propio relato'. Sugerencia que él mismo hace suya al proponernos un recorrido: los esbozos autobiográficos (Bach era consciente de la obligación de establecer una biografía familiar), los viajes, los cargos, los conflictos, la interpretación, la educación, las comparaciones, las críticas y apologías, los problemas de edición... Además de un índice de las obras musicales citadas, una cronología (¡hasta 1802!) y la concordancia de esta edición con los Bach-Dokumente, siempre útil para estudiosos que deseen remitirse a los originales alemanes. La publicación, en fin, de estos materiales, sitúa al público español frente a un fondo inestimable que proporciona las trazas definitivas de lo que es posible conocer hoy sobre Bach.

Cruce de géneros

EL ARCHIVO de la ciudad alemana en la que Bach pasó la mitad de su vida adulta organiza estos días el festival que lleva el nombre de su huésped más ilustre. Ayer, día 3, se iniciaba la edición de este año, que se prolonga hasta el próximo día 12, de un certamen que en esta ocasión está marcado por los cruces más diversos. En primer lugar, se pasa revista a las influencias francesas de Bach (lo que motiva que Jacques Chirac, en capilla de su trascendental cita electoral de mañana, comparta la presidencia de honor junto a Johannes Rau, presidente de la República Federal Alemana). La ocasión ha propiciado que el Festival Bach acoja una ópera (el único género que el maestro no practicó): el espectáculo pastiche Les Divertissements de Versailles, montado a partir de varias escenas de óperas de Lully, con Les Arts Florissants y William Christie. También se van a oír las influencias de Bach en el jazz o un ciclo de su música al aire libre, además de las citas más ortodoxas dentro de un programa apretadísimo en el que hay conciertos desde las 9.30 hasta las 22 horas, con algunos invitados de la talla de la organista Marie-Claire Alain, Capriccio Stravagante, La Stagione Frankfurt, La Grande Ecurie et la Chambre du Roy, con Malgoire, Gustav Leonhardt, Christophe Coin o Concerto Köln, entre muchos otros. J. F. G.

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