El triunfo de los veinteañeros
Ni el comienzo de un largo puente, ni las vísperas del Día de la Madre impidieron el completo en la sala grande del Auditorio. Juventudes Musicales de Madrid nos llamaban con un programa y unos intérpretes de alto porte: obras de Mozart, Mendelssohn y Chaikovski en manos de la English Chamber Orchestra, con un grande del siglo XXI: el violín-director Maxim Vengerov (Novossibirsk, 1974).
Iniciado en su ciudad natal por Galina Turchaninova, Vengerov trabaja luego con el divo de los maestros violinísticos de hoy, Zakhar Bron, un apasionado formador de intérpretes-músicos de excepción y una de las joyas de la Escuela Superior Reina Sofía de Madrid. A sus 28 años, Maxim Vengerov ha conocido los más grandes éxitos y su capacidad le lleva a alternar violín y viola o a dirigir desde criterios no por personales menos rigurosos, dentro de una actitud de libertad sin batería historicista ni inspiracionismo caprichoso.
Juventudes Musicales de Madrid
English Chamber Orchestra, de Londres Director y solista: M. Vengerov, con S. Gonley y P. Mesin. Obras de Mozart, Mendelssohn y Chaikovski. Auditorio Nacional. Madrid, 30 de abril.
Belleza y perfección
Belleza, perfección y naturalidad podría ser el lema del gran violonchelista, como comprobamos, una vez más, en el Mozart temprano del Concertone para dos violines, en el que estuvo asistido por la más joven violinista de la ECO, Stephanie Conley, y en el maduro salzburgués de la Sinfonía concertante para violín, viola y orquesta, k. 364, que en Wolfgang Amadeus, los seis años que separan ambas obras permiten el avance que va del frescor juvenil a la honda melancolía sin tristeza (el gran milagro de Mozart).
En este caso, Vengerov dirigió y asumió con acentos de extraordinaria hermosura la parte de viola, mientras Philippe Mesin (Heildelberg, 1978) tocaba la de violín. Total: interpretaciones admirables, admiradas y entusiásticamente ovacionadas. Lo fue, igualmente, el Concierto en re de Mendelssohn, escrito a los 13 años, perdido y recuperado por Menhuhin en 1952, nueva ocasión para disfrutar del gran arte, la inteligencia y la sensibilidad de Maxim Vengerov y su excelente grupo, liderado durante largo tiempo por nuestro José Luis García Asensio, que para comenzar hizo una versión sobria, clara, bien impulsada y plena de brillantez expresiva, de la Serenata de Chaikovski.
A su modo, está página superpopular supone un viaje de vuelta a Mozart aireado por el popularismo ruso del último tiempo. La formación inglesa la interpretó con verdadero virtuosismo, que le valió las primeras largas ovaciones de la tarde. Estábamos no sólo ante una superior actuación, sino también ante la certeza de que el siglo XXI tendrá la misma nobleza y categoria de solistas de su antecesor.
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