Ilegalizar
Escucho el tímido debate (bajo una mayoría absoluta todos lo son) sobre la ley de partidos y en mi cabeza reaparecen ecos de la pataleta que tuvimos que aguantar por los últimos resultados electorales obtenidos en Euskadi. Los perdedores se lamentaban -'no vale, volvemos a las urnas'- cuando los votantes les habían dicho que estaban condenados a entenderse.
Esta ley es la primera piedra hacia un bipartidismo feroz, un aviso para navegantes, y marca la dirección hacia el modelo norteamericano, espejo único en el que reflejarnos. Se ilegalizarán partidos, se cerrarán diarios, se bloquearán páginas web...; en suma, se impondrá el pensamiento único, el mejor. En pos de una sociedad políticamente correcta esconderemos nuestras disidencias en los sótanos para que no existan. Si, por ejemplo, Le Pen hubiera sido ilegalizado en su país por su discurso claramente xenófobo los políticos franceses ignorarían qué preocupaciones afectan a sus conciudadanos. Aunque quizá en el fondo sólo se trate de eso.