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La policía investiga si un joven se suicidó en un juego de rol al chocar con su coche para clavarse un sable

La Guardia Civil recibió ayer el encargo del Juzgado de Instrucción número 3 de El Vendrell (Baix Penedès) de investigar un accidente de tráfico ocurrido la noche del martes en esa población tarraconense, cuando un joven falleció al clavarse un sable tras colisionar intencionadamente contra otro vehículo. Fuentes policiales aseguraron ayer que el siniestro no fue fortuito, sino que se trató de un suicidio y que el móvil podría ser un juego de rol. Estas sospechas se basan en unas cartas de rol que se hallaron en el interior del automóvil que conducía el fallecido, L. N. J., de 24 años y vecino de El Vendrell.

El accidente ocurrió sobre las 20.30 horas en el kilómetro 1.185 de la carretera N-340, en el tramo de circunvalación del casco urbano de El Vendrell. Según explicaron algunos testigos, el vehículo circulaba con toda normalidad por el carril de la derecha cuando, de repente, invadió el sentido contrario y se empotró contra un camión con matrícula de Castellón. Su conductor fue atendido en el ambulatorio de El Vendrell y resultó herido de carácter leve, pero el del automóvil murió en el acto. Al lugar del accidente acudieron los bomberos y los Mossos d'Esquadra y fue entonces cuando se descubrió que no se trataba de un accidente de tráfico más.

Fuentes policiales explicaron ayer que el cuerpo de la víctima quedó completamente destripado a consecuencia del impacto del sable. Cuando llegó el juez de guardia se descubrió el cadáver desplomado sobre el volante y desde el primer momento no se albergó ninguna duda de que el conductor del automóvil se había suicidado haciéndose el haraquiri. La Guardia Civil intentará aclarar ahora las causas que motivaron esa trágica muerte. La pista del juego de rol aparece hasta ahora como la más fiable y no cabe duda de que el círculo de amigos de la víctima, que iba indocumentada, ayudará a confirmarla o desmentirla. Las violentas características del suicidio apuntan en esa dirección, pues la utilización del sable añade un grado de sadismo muy poco frecuente al deseo de un conductor de acabar con su vida de esa manera.

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