Fernando Pessa, decano de los periodistas portugueses

El más popular, irónico y carismático periodista portugués del siglo XX, Fernando Pessa, con 100 años de edad cumplidos el pasado día 15, murió ayer de una afección broncopulmonar en un hospital de Lisboa donde se encontraba internado desde hacía un mes. Referencia inevitable del periodismo lusitano, Pessa, nacido en Aveiro, se hizo famoso trasmitiendo las crónicas de la II Guerra Mundial desde la BBC londinense, primero para la sección brasileña y luego para la portuguesa. Regresó a Lisboa en 1946 sin empleo y permaneció como colaborador de la radio televisión pública hasta 1976 [en la Emisora Nacional y en la Radio Televisión Portuguesa (RTP)], fecha en que ingresó en la plantilla del organismo estatal cuando contaba con 74 años.

Destacó como reportero de asuntos insólitos y de interés humano con un elegante sarcasmo y tonos de una brillante provocación. Pessa aspiró algún tiempo a ser oficial de Caballería. Después, fue empleado de banca y vendedor de seguros en Coimbra y en Lisboa, y más tarde en Brasil. Admitido por concurso como locutor y reportero de la Emisora Nacional, trabajó hasta 1938 para esa empresa, de donde pasó a la sección en portugués de la BBC. Hasta 1947, sus descripciones radiofónicas de los bombardeos alemanes le hicieron muy famoso en un Portugal que vivía la dictadura salazarista, y hasta llegó a cantar fados contra Adolf Hitler a través de las ondas de la BBC. En 1957 Pessa presentó la primera emisión de televisión que se transmitió en Portugal. Se jubiló a los 90 años, pero mantuvo colaboraciones con la RTP hasta meses antes de su hospitalización.

El Primer Encuentro de Periodistas Europeos, celebrado en España en 1991, le homenajeó como el 'más veterano reportero del mundo aún en activo' -estaba considerado el periodista más viejo del mundo-, y entre las condecoraciones con que fue distinguido figuraba la Orden del Imperio Británico, concedida en 1959 por Isabel II, por sus 'relevantes servicios prestados a la BBC y al país'. En Portugal fue premiado con la Encomienda de la Orden del Infante Dom Henrique, en 1981.

Pessa se calificaba como 'un don nadie con voluntad de producir alguna cosa que valga la pena para que Portugal siga adelante'. Nunca aceptó cargos directivos porque, a su juicio, 'la vida debe complicarse lo menos posible y ser jefe siempre crea problemas y enemistades'.-