En busca del nuevo Gasol

La primera temporada de Pau Gasol en la Liga norteamericana de baloncesto ha superado las expectativas. Antes de su llegada a Memphis, en septiembre, la percepción que se tenía del ala-pívot español era la de alguien con el suficiente talento bruto y conocimiento del juego para llegar algún día a ser un buen jugador de la NBA. Le quedaba adaptarse. Ese algún día, en su caso, ha llegado mucho antes de lo que se atisbaba. Éxito rápido y rentable.

En Estados Unidos salen bases y aleros de calidad de cualquier pista de playground, pero la cosa cambia en cuestión de hombres altos. Hay mucha demanda y poca oferta. Si no se encuentra en la universidad, se busca en el instituto. En ocasiones, talentos prematuros que, como el número uno del pasado draft, Kwame Brown, llegan al profesionalismo con poca cocción. Por tanto, se echa mano del jugador de importación. Se necesitan hombres altos con buenos movimientos en el poste bajo y no exentos de tiro ni visión del juego. Europa, Asia o Suramérica presentan un panorama muy atrayente. Jóvenes promesas, madurados al calor de competiciones en ocasiones de primer nivel y con la ilusión de demostrar su valía en la mejor Liga. La mayoría, eso sí, con contratos largos. Pero no hay problema: se les elige en el draft y hasta que quedan libres siguen moldeándose en sus países.

Pocos clubes no tendrán a alguno de sus ojeadores en la 'Final Four' de la Euroliga

Tal ha sido el impacto de Gasol y otros, como Nowitzky, Parker, Kirilenko y los ya veteranos Stojakovic, Divac o Kukoc, que en pocos años el All Stars podría convertirse en un reto Estados Unidos-resto del mundo. El próximo fin de semana pocas franquicias de la NBA no tendrán a un ojeador en la Final Four de la Euroliga, en Bolonia. Ahí podría estar el próximo Gasol.

El que describen como el clon de Tim Duncan, el chino Yao Ming, llega el miércoles a Chicago, donde realizará un entrenamiento informal que ha generado gran expectación. El Gobierno de su país y su equipo, el Shanghai Sharks, ya han aprobado, aunque con condiciones, su marcha a la NBA. Por supuesto, el visado no le ha salido gratis. El fisco chino, su conjunto y sus ex compañeros recibirán parte de sus ingresos. Y su salida de China no será admitida definitivamente mientras su contrato no sea aprobado por su club, el comité local de deportes, su agente y la asociación nacional. A todo esto se arriesga el equipo que lo seleccione en el draft, posiblemente en una de las tres primeras plazas.

Los espías de la NBA verán en Bolonia a uno de los europeos que mejores sensaciones produce en Estados Unidos. Nikoloz Tskitishvili, georgiano, de 19 años y jugador del Benetton de Treviso. Un escolta en el cuerpo de un gigante de 2,12 metros. Para aquéllos, se trata del europeo más atlético que han visto. Terrorífico primer paso, tirador letal y con gran manejo del balón, aunque muy crudo. Su puesto en el draft podría estar entre los diez primeros, y eso que su entrenador, Mike d'Antoni, apenas le concede minutos. En la Euroliga promedia un punto y seis minutos.

No es el único jugador del equipo italiano que llama la atención. El esloveno Bostjan Nachbar es considerado como una versión del alero Hidayet Turkoglu, del Sacramento, pero con algunos centímetros más.

En el Vasco da Gama, brasileño, no es Romario la única perla. De su sección de baloncesto ha salido Hilario Nene Maybiner, que tiene seducido a varios equipos de la NBA. Mide 2,05 metros y ya está instalado en Cleveland preparando su salto. Es un atleta que corre bien y un gran intimidador y reboteador. Cuenta con un pulimentado juego en el poste bajo. Si es capaz de convencer a sus pretendientes de que el Vasco no pondrá demasiados obstáculos para rescindir su contrato, podría estar en los primeros puestos del draft.

Welsch, Becirovic, Solak, Milicic, Scola, Delfino, Papadapoulos, Khyrpa... La lista es larga. Dentro de ella también está el escolta Juan Carlos Navarro, del Barcelona. Se destaca su rapidez y explosividad, pero hay dudas sobre su posición. No está claro que pudiera jugar de base. Además, se apunta su falta de consistencia en el tiro exterior.