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Crónica:La jornada de Liga | FÚTBOL
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Celta apuntilla al Zaragoza

El cuadro gallego se aferra a su plaza para la Liga de Campeones

Al Zaragoza ya sólo le salva un milagro. Los tres puntos de ayer eran básicos para él, pero fue superado por el Celta, que, de paso, alimenta sus esperanzas de disputar la próxima Liga de Campeones. Y eso que el Zaragoza saltó al campo mucho más enchufado que en otras ocasiones. Bien plantado atrás y muy concentrado, mantuvo al Celta en todo momento controlado. Pero sin peligro.Juanele estuvo muy incisivo en la banda izquierda, aprovechándose de la endeblez defensiva de Karpin. El ruso jugó de lateral derecho en una apuesta ofensiva de Víctor Fernández, pero está demostrado que, cuando se encara a un jugador de marcado carácter atacante, las posibilidades de superarle son grandes.

ZARAGOZA 0| CELTA 1

Zaragoza: Laínez; Cuartero (Jamelli, m. 60), Komljenovic, Paco, Esquerdinha; José Ignacio, Garitano (Corona, m. 55); Marcos Vales (Bilic, m. 74), Acuña, Juanele; y Milosevic. Celta: Cavallero; Karpin, Méndez, Cáceres, Yago; Luccin, Giovanella; Jesuli, Mostovoi (Velasco, m. 65), Gustavo López (Edu, m. 70); y Catanha (Coira, m. 88). Gol: 0-1. M. 52: Jesuli saca un córner y el balón se cuela directamente tras tocar en Laínez, que intenta interceptarlo, pero casi lo ayuda a entrar. Árbitro: Losantos Omar. Amonestó a Cavallero, Gustavo López, Giovanella, Juanele y Paco. Unos 34.000 espectadores en el estadio de La Romareda.

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Tres horas para salir del campo

Al Celta pareció afectarle el maravilloso clima y se tomó el encuentro en su primera mitad como si de un amistoso veraniego se tratase. Se dedicó a aguantar a su rival, como esperando a que los nervios que agarrotan al Zaragoza se encargarán de hacer su labor. Y tampoco pudo ser contundente en sus escasas salidas al contragolpe. Entre otras razones, porque el balón le duraba muy poco, como si la tímida presión que ejercían José Ignacio y Acuña hiciese que les quemase.

El encuentro resultaba tenso, pero insulso. Sólo las genialidades individuales pidieron paso. Primero fue Jesuli, que fue a recibir en corto un córner y de eso hizo una espectacular jugada a la que sólo le faltó el remate. Y a la contra le tocó el turno a Marcos Vales. El gallego, tras complicarse la vida en exceso, salió de su encerrona con un recorte y estrelló el balón en el poste.

Para la segunda parte se prometía la misma expectación. Ésta se hizo mayor cuando, transcurridos unos minutos, Jesuli marcó de córner directo. Un lanzamiento envenenado que encontró en las blandas manos de Laínez un aliado inesperado. El Celta se encontraba con demasiado premio para sus méritos. Y la ansiedad empezó a rondar La Romareda. El Zaragoza intentó enmendar la situación mediante los pases largos, de forma casi atropellada, en claro ejemplo de su escasez futbolística. Fue el momento en el que más cómodo se sintió el Celta, que aguantó paciente atrás a que su rival se estrellara contra su defensa. Al final, la desesperación invadió la grada e incluso hubo un amago de invasión del campo.

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