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La biblioteca regional del 'Leguidú' abrirá en octubre con cuatro años de retraso

La oposición acusa al PP regional de haber 'pervertido' el proyecto inicial de Leguina

La nueva Biblioteca Regional Joaquín Leguina iba a ser, según los planes del Gobierno socialista, un hipermercado de la cultura, que albergaría desde minicines y salas de teatro y danza hasta un pequeño auditorio para conciertos, varias galerías para acoger exposiciones y la biblioteca del distrito. El proyecto se asemejaba en su planteamiento al centro cultural Pompidou, de París. El nuevo centro pasó a conocerse comúnmente como el Leguidú, por una cuestión de similitud fonética con el apellido del entonces presidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina.

Pero en 1996, el Gobierno de Alberto Ruiz-Gallardón transformó el proyecto original y decidió destinar los terrenos y los edificios originales de la antigua fábrica a la construcción de la nueva biblioteca y archivo regionales. 'Optamos por esa elección porque el archivo de Amaniel y la biblioteca de la calle Azcona se estaban quedando pequeños. Además, el terreno era insuficiente para albergar todo lo previsto', explicó ayer Carlos Baztán, director general de Archivos, Museos y Bibliotecas.

Auditorio

Además de la biblioteca, de todo lo que estaba planeado por el Gobierno regional socialista se ha conservado la idea del auditorio y la sala de exposiciones, que se construirán en uno de los antiguos edificios de la fábrica. Pero la oposición no se conforma con eso. 'Lo que le hacía falta a Madrid es lo que se había previsto inicialmente. El Gobierno ha pervertido por completo la idea original, demostrando, de nuevo, su tradicional desprecio por las artes escénicas', aseguró Franco González, portavoz de Izquierda Unida en la Asamblea de Madrid.

El resultado final ha sido un proyecto que ha costado en total 55 millones de euros, un 23% más de lo presupuestado inicialmente. Las obras de reforma de la fábrica de El Águila, de la que se han conservado y reformado casi todos los edificios, debían haber comenzado en 1997 y la biblioteca debía estar abierta en 1998, pero los trabajos no empezaron hasta febrero de 1999 en el caso de la biblioteca y en marzo de 2000 en el del archivo.

La biblioteca -que llevará el nombre de Joaquín Leguina- será la primera de las dos instituciones regionales que abrirá sus puertas en octubre de este año, mientras que el archivo no lo hará hasta la próxima primavera.La nueva biblioteca ocupará una superficie de casi 10.000 metros cuadrados y será la más grande de Madrid, después de la Biblioteca Nacional. En ella se depositará una copia de todo lo que se publique en la Comunidad de Madrid, y en cualquier soporte: desde libros, folletos y carteles hasta vídeos y CD-ROM. Los primeros 400.000 libros, que actualmente se almacenan en la sede de la calle Azcona, comenzarán a trasladarse en mayo.

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El edificio que la albergará ha sido completamente restaurado, al igual que el que acogerá la sala de consultas del archivo y el edificio de admisiones. En todos ellos se ha conservando la fachada exterior de ladrillo y en algunos lugares la disposición orginal interior. Los arquitectos responsables del proyecto, Emilio Tuñón y Luis Moreno, han transformado los silos en los que se almacenaba la cebada en un gran depósito en cuyo interior se guardarán, a lo largo de 16 kilómetros de estanterías, todos los documentos bibliográficos de la biblioteca.

También se ha conservado el antiguo horno de la fábrica y su chimenea, y lo que eran originalemente tamices interiores se han convertido en cuatro salas destinadas a las consultas informáticas de los fondos documentales.

Consulta en sala

Pero la futura biblioteca regional, a pesar de ser de titularidad pública, no será una biblioteca cualquiera. Su modelo es la Biblioteca Nacional: un centro de conservación y restauración. Así, la consulta de los ejemplares se podrá hacer únicamente en sala y no a domicilio. Para ello, los visitantes contarán con cuatro salas de lectura, a las que se añaden varias salas privadas destinadas a investigadores.

'Esa zona de Madrid necesita más bibliotecas públicas para extender la cultura al pueblo de Madrid, y no un centro ostentoso como éste', alega Franco González.

El otro gran proyecto que acogerá el Leguidú será el archivo regional. En él se guardará el ejemplar original de todos los documentos oficiales que genere la administración del Gobierno regional, además de los que los ayuntamientos de la región pidan guardar allí. 'Una cantidad inmensa', precisó Baztán. Por ello, el archivo del Leguidú triplicará en tamaño a la biblioteca y constará de 85 kilómetros de estanterías.

El teatro del Canal como compensación

'El Gobierno regional no ha obviado las artes escénicas con este proyecto, sólo las hemos transportado a otro lugar: el futuro teatro del Canal'. Con estas palabras justifica el director general de Archivos, Museos y Bibliotecas, Carlos Baztán, la eliminación de las salas de teatro y danza del proyecto inicial del Leguidú. Todo ello se construirá en el futuro teatro del Canal, situado en la confluencia de las calles de Bravo Murillo y Cea Bermúdez (Chamberí), y cuyas obras comenzarán en 'fechas próximas', según Baztán. El centro, diseñado por el arquitecto Juan Navarro Baldeweg, ocupará una superficie de 35.000 metros cuadrados, en los que se construirá un centro coreográfico, un teatro con capacidad para 928 personas y una sala polivalente con escenario móvil y aforo variable de 450 a 700 espectadores. 'Será la gran obra de la próxima legislatura', asegura Baztán.

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