Un fichaje a medias

Cuando no hay dinero se hace necesaria una dosis de imaginación. El Espanyol anunció a principios de la temporada que su inversión en fichajes no excedería de los tres millones de euros anuales. Y, aunque ha contratado al futbolista más caro de su centenaria historia, ha logrado mantenerse en los parámetros previstos. El volante derecho del Newell's Old Boys, Maxi Rodríguez, una de las mejores promesas argentinas, costará cinco millones de dólares (5.681.818 euros). Pero el Espanyol sólo ha pagado la mitad porque comparte los derechos sobre él, al 50%, con un grupo inversor cuya cabeza visible es un seguidor blanquiazul que nunca ha estado vinculado al club. 'Es un buen compañero de viaje. Tiene un grupo de personas que confían en él y puede aportar mucho dinero', comentó ayer un portavoz del club.

El Espanyol será propietario de los derechos deportivos sobre el jugador, pero compartirá al 50% los posibles beneficios que pueda producir su venta en los próximos años. El club catalán se reserva también una segunda opción: comprar el 50% restante, de los derechos económicos del jugador, pagando al grupo inversor la cantidad aportada más un porcentaje de beneficios que no quiso especificar.

'Nuestra idiosincracia nos convierte en un club que debe crear jugadores para después venderlos', prosigue la misma fuente; 'nuestros ingresos por mercadotecnia, imagen y derechos de televisión son limitados. Por tanto, necesitamos comerciar con los activos deportivos. Ahora no podemos comprar un jugador de 27 años para amortizarlo en el campo, sino que, como en este caso, necesitamos uno de 20 para potenciarlo y después venderlo con beneficios'.

Éste parece el futuro más o menos inmediato de Maxi, uno de los jugadores que convirtió a Argentina en campeona mundial sub-20 el año pasado. El Espanyol será la próxima temporada un gran escaparate para el argentino, que puede ser vendido en uno o dos años. Y el club blanquiazul equilibrará así sus presupuestos y habrá disfrutado de un jugador de gran nivel. El Espanyol ya había disfrutado del concurso de jugadores como Iotov o Pochettino, cuyos derechos eran cedidos por una empresa, Planeta en aquel caso.