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Acoso a los musulmanes de Premià para que no construyan su mezquita

Cientos de manifestantes impidieron ayer los rezos en un solar propiedad de esta comunidad

Unos 300 vecinos de Premià de Mar se manifestaron ayer por la tarde contra la pretensión de la comunidad musulmana, que representa el 5% de la población de esta localidad del Maresme, de disponer de una mezquita donde practicar sus rezos. Los manifestantes se congregaron frente a un solar de la calle de Joan Prim, propiedad de esta comunidad, profiriendo insultos y consignas racistas. Los musulmanes, que por la mañana se habían reunido a orar, no acudieron.

Los vecinos, que lanzaron petardos y golpearon cacerolas, negaban el derecho del colectivo musulmán a establecerse en cualquier lugar de Premià. 'Los cristianos sólo nos reunimos una vez a la semana para rezar, pero ellos están haciéndolo todo el día y molestan', dijo uno de los presentes. Paralelamente, un centenar de vecinos del barrio Banyeres, que el Ayuntamiento ha propuesto como alternativa para albergar la mezquita, cortaron la carretera en contra de esta pretensión.

Los problemas de convivencia en este municipio con menos de dos kilómetros cuadrados de superficie y 27.272 habitantes censados, de los que el 5% son musulmanes, empezaron a exacerbarse ayer al mediodía cuando, por primera vez, unas 150 personas se reunieron a rezar a cielo abierto en un solar de su propiedad.

El silencio de las plegarias en árabe y dedicadas, este viernes, a la vida más allá de la muerte duró poco. Los vecinos del solar -rodeado por bloques de pisos- los recibieron con una pancarta explícita: 'Mezquita no', acompañada con gritos de 'esto no es normal, id a rezar a vuestra casa'. Viendo que con sus quejas no conseguían detener los rezos, los vecinos optaron por poner música a todo volumen y esconderse detrás de las cortinas.

Abdelaziz El Moude, portavoz de la comunidad, no se mostró sorprendido por la nueva muestra de rechazo que hicieron explícita quienes desde hace muchos años viven y trabajan a su lado. 'Esperábamos un acto similar. No podemos decirles nada por la música alta, están en su casa y tienen derecho a hacer lo que quieran, pero ellos tampoco pueden impedirnos que hagamos lo que queramos en nuestro terreno'. La lucha por conseguir un local con suficiente capacidad para albergar los rezos de los inmigrantes no se desvanecerá a pesar de las presiones o los problemas burocráticos que surjan. 'Nos defenderemos hasta el final', dice El Moude. 'Lo único que pedimos es poder ejercer un derecho fundamental: el de la libertad de culto'.

Los problemas para encontrar un espacio de culto adecuado para los inmigrantes musulmanes de Premià vienen de lejos, pero es desde hace algo más de un año que se ha generado un rechazo generalizado del resto de la población. El pasado noviembre, la comunidad abandonó los bajos de un edificio que llevaba utilizando como mezquita durante los últimos 13 años, en la calle de Verge de Núria, tras cinco años de negociaciones con el Ayuntamiento para no dejarlo. El desalojo se basó en una sentencia judicial que consideraba que las instalaciones no cumplían los requisitos legales para su uso como lugar de culto. La comunidad compró entonces un solar de 300 metros cuadrados en pleno centro de Premià, que ahora, a la espera de obtener la licencia de obras para construir una mezquita, utiliza para rezar al aire libre.

Los vecinos han recogido 5.500 firmas en contra de la mezquita. Las aulas de la escuela Voramar, de propiedad municipal, alojaron hasta el pasado martes las oraciones de los musulmanes. El Ayuntamiento se las cedió a cambio de que aceptaran edificar la futura mezquita en el polígono industrial Banyeres, en unos terrenos con mejor accesibilidad y más aparcamiento cercano, pero los vecinos de este barrio, que tiene asimismo una zona residencial, se oponen. Estas reticencias provocaron el rechazo de la comunidad musulmana a firmar el acuerdo que les proponía el consistorio, y éste, a su vez, reaccionó forzándoles a abandonar la escuela.

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