Lesionados por cuenta ajena
Ser internacional se paga. Lo sufren los jugadores, envueltos en un calendario agotador. Y lo padecen los clubes, que prestan sanos a sus futbolistas y, como ha ocurrido con Tristán, los reciben a veces lesionados. Ello sin una compensación por parte de las federaciones o de otros organismos. Los equipos, eso sí, han de cumplir los contratos firmados con los futbolistas, y pagarles pese a que no puedan jugar.
La lesión de Tristán recuerda el caso de otros internacionales que han sufrido problemas físicos durante su concentración con la selección española. Casos como los de Abelardo, Alfonso o Guardiola, entre otros, han condenado a los futbolistas a largos periodos de recuperación, y a sus clubes a prescindir de ellos durante largo tiempo.
Según Genaro Borrás, médico de la selección española, los jugadores son 'carne de lesiones' por el abultado calendario que sufren, los viajes y la presión. Los clubes y las selecciones, sin embargo, se enfrentan por contar con los futbolistas, y algunos, como Roberto Carlos o Rivaldo con Brasil, han jugado en malas condiciones físicas. Nadie, además, se responsabiliza de las lesiones. El caso de Amunike -una jueza ha obligado a la Seguridad Social española a sufragar los gastos de una lesión sufrida con Nigeria- puede abrir una nueva puerta para los clubes, que abonan contratos multimillonarios a los futbolistas y no reciben compensación alguna cuando éstos se lesionan por cuenta ajena, fuera de la empresa que les paga. Al Albacete, por ejemplo, le costó casi 19.000 euros la operación y la ficha de Amunike durante los seis meses que estuvo de baja.
Mucho más tiempo estuvo lesionado Abelardo, y mucho más dinero le costó a su club, el Barcelona, privado además de un central internacional. Abelardo volvió a jugar el pasado 3 de marzo, ante el Málaga, después de estar lesionado durante más de un año. Su rodilla izquierda crujió el 28 de febrero de 2001 en un partido de España ante Inglaterra en Birmingham (3-0), días antes de un Madrid-Barça, y desde entonces ha vivido un calvario. Ahora ha vuelto, quizás tarde para el Mundial.
Para Alfonso Pérez Muñoz, el calendario tiene 14 meses fatídicos. Entre septiembre de 1998 y noviembre de 1999, el delantero vivió pendiente de su rodilla derecha, lesionada en un Chipre-España (3-2) que provocó la destitución de Javier Clemente como seleccionador. Los 20 días que le diagnosticaron los médicos se convirtieron en cuatro meses, y sus recaídas fueron constantes. Catorce meses después de jugar en Chipre, Camacho, el nuevo técnico nacional, le convocó para un amistoso ante Brasil.
A Guardiola, como a Tristán, la lesión le cazó en un entrenamiento. Un salto junto a Iván Helguera durante un rondo en agosto de 2000 le dañó seriamente su tobillo izquierdo, y le mantuvo tres meses de baja. Guardiola se perdió más de 10 encuentros de Liga y la primera fase de la Liga de Campeones con el Barça.
Los clubes, indefensos, pagaron a unos futbolistas que se fueron sanos y volvieron lesionados.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.