'La fotografía digital le ha dado a la tradicional un uso más artístico'

Patxi Cobo esconde su frecuente sonrisa detrás de un poblado bigote canoso y el brillo de sus ojos muy azules detrás de unas gafas. Este hombre, aparentemente tímido, parco en palabras y brillante en sus reflexiones, se autodefine de forma constante como 'raro'. Pese a que ya frisa el medio siglo, Cobo guarda muchas cosas de un espíritu joven. Ante todo, su negativa a entrar en la cadena de producción, a agachar la cabeza y asentir ante los poderes económicos, a seguir las modas, a doblegarse ante el marketing. Su trabajo fotográfico responde a su filosofía de paz e identidad. Lo realiza de forma pausada y siguiendo sus propias reglas. Él mismo revela. Expone cuando puede. Y acaba de publicar el libro Metamorfosis, con la génesis en imágenes de la línea 2 del metro de Bilbao.

Pregunta. Hábleme de Metamorfosis.

Respuesta. Con este libro se pretende dejar una memoria de cómo fue la construcción de metro, de ambas líneas, ya que las estructuras de las estaciones son todas iguales. Por eso las imágenes no llevan pies de fotos que las identifiquen.

P. ¿Ha elegido el blanco y negro a propósito?

R. Sí, porque se trataba de lugares donde había mucha luz artificial, era todo roca y de tono gris, de cemento inyectado. Han sido dos años y medio de trabajo.

P. ¿Cómo se definiría usted como fotógrafo?

R. Muy raro [risas].

P. ¿Cómo surgió su dedicación a la fotografía?

R. Mi contacto con el mundo de la imagen fue en la adolescencia. Me encantaba pintar y hasta los 22 años me dediqué a ello de lleno. La fotografía me interesaba, pero para hacer fotomontajes. En aquellos tiempos había una gran incomunicación, era todo gris y duro, así que tuve que aprender fotografía de forma autodidacta. El aprendizaje técnico es sencillo. El problema está en lo que no te enseñan los libros.

P. Hay que saber mirar.

R. Sí, pero yo eso ya lo había heredado de la pintura.

P. ¿En qué coinciden pintura y fotografía?

R. La fotografía y la pintura tienen mucho que ver, sobre todo a la hora de componer, a nivel formal y plástico. A mí me ha servido muchísimo la pintura.

P. ¿Cuánto de arte tiene la fotografía?

R. Lo que cada uno quiera poner.

P. Usted da clase de fotografía en la UPV.

R. Subsistir de la fotografía, haciendo lo que a uno le gusta, es imposible. Yo he buscado mi manutención en la enseñanza. Prefiero la libertad que me da la enseñanza para crear que entrar en el mercado de las galerías. Me expreso libremente.

P. La cuenca minera ha sido su fuente de inspiración.

R. En mi obra es una constante el territorio de mi infancia. Son más de 20 años reflejando los mismos lugares, aunque no desde el mismo sitio. La primera exposición importante que hice fue en 1986, y era sobre paisajes nocturnos de la cuenca minera. Dentro de un mes publicaré un libro de imágenes de esa zona vizcaína. Se titula Vestigios, porque eso es lo único que queda allí. Lo edita la agrupación fotográfica Ongarri, de Elgoibar.

P. ¿Qué le dice la fotografía digital?

R. Nada. Es la inmediatez. Yo no hago fotografías de reportajes, ni de momentos decisivos. Capto imágenes de momentos dilatados en el tiempo. Lo que me interesa es hacer evidente ese paso del tiempo. Por eso los medios tecnológicos me dan igual.

P. Su obsesión, entonces, es ese paso del tiempo.

R. Y para quién no lo es. Cómo pasa el tiempo se nota especialmente en los cambios que sufren los lugares.

P. ¿Ve con nostalgia ese paso del tiempo?

R. No. Dejar constancia del transcurrir es una reflexión, como una terapia personal. Utilizo como soporte la fotografía para contar los cambios que experimentan los lugares.

P. Su papel, entonces, se convierte en testimonial.

R. Soy consciente de la importancia de mi trabajo, de que va a quedar para la historia. Pero, por ejemplo, el libro sobre la cuenca minera es un testimonio personal, no lo hago para los demás.

P. Últimamente parece haberse redescubierto la fotografía.

R. Hay un boom de la fotografía. Y de revalorizarla dentro del marco especulativo de las galerías. En Arco este año lo que más se ha vendido han sido imágenes.

P. ¿A la gente no le cuesta pagar por una fotografía?

R. Eso ha cambiado. Los coleccionistas que antes no querían ni ver la fotografía, están pagando grandes cantidades. Ésa es una de las cosas que ha propiciado la fotografía digital. Ha descargado a la tradicional de la servidumbre de la inmediatez y le ha proporcionado un uso más artístico.