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Sancionado un profesor de la Complutense por imponer su libro

El docente equiparaba en su obra homosexualidad y pedofilia

El rector de la Universidad Complutense, Rafael Puyol, ha sancionado a Juan Ignacio Hernaiz, profesor en la Facultad de Ciencias de la Información, con un mes de suspensión de empleo y sueldo por imponer el curso pasado en su asignatura (Historia de la Comunicación Social) un libro del que es autor. En él, comparaba la homosexualidad con 'otras perversiones', como el sadismo, el masoquismo o la pedofilia.

Hernaiz Blázquez, de 55 años y profesor de Ciencias de la Información desde hace más de 27, fue denunciado por casi un centenar de alumnos de 2º de Publicidad el pasado junio ante la Inspección de Servicios de la universidad. Según la denuncia, el docente imponía su libro Historia de la comunicación: de Altamira al Parque Jurásico para la asignatura que imparte (Historia de la Comunicación Social) y defendía en clase actitudes xenófobas y sexistas.

Hernaiz, profesor titular desde 1992, equiparaba en su libro, publicado por la editorial Universitas, la homosexualidad a 'otras perversiones' como el sadismo, el masoquismo o la pedofilia. 'Los iconos eróticos con maricas y las informaciones gráficas con bolleras han de restringirse en el ámbito de la comunicación social', señalaba el manual. O bien: 'La utopía siempre ha sido juvenil, pero en la sociedad de consumo gran parte de la juventud ha sido pervertida por la droga, el alcohol, el tabaco, la homosexualidad, el lesbianismo o el confort'.

El gusto de los mayas

Pero el docente, autor de otros cinco libros y colaborador de publicaciones como El Alcázar, Verdad y Vida y Naturaleza y Vida, también se remitía a la historia más lejana. El libro que provocó la queja de los alumnos afirma que el juego de la pelota era 'un deporte muy del gusto de los mayas, así como la homosexualidad o el ser bizco'; que los toltecas eran 'machistas' y 'condenaban a los maricas'. También hace un repaso por las bondades del descubrimiento de América: 'Ausencia de racismo (al contrario, el pecado podría ser la lujuria con la que perseguían a los indios)'.

El rector de la Complutense, Rafael Puyol, resolvió el pasado viernes el expediente disciplinario -que se abrió el 26 de julio y que ha sido instruido por el catedrático de Filosofía y ex decano de esta facultad Manuel Maceiras- con un mes de suspensión de empleo y sueldo.

Los alumnos imputaban dos faltas a Hernaiz, que en principio podrían haber sido sancionadas con hasta seis meses de suspensión en el ejercicio de sus funciones, según el Reglamento de Régimen Disciplinario de los Funcionarios de 1986. Primero, su actitud discriminatoria (tipificada como grave falta de consideración hacia los administrados), y segundo, imponer su libro para poder aprobar la asignatura (abuso de autoridad en el ejercicio del cargo).

Puyol considera en su resolución que 'no aparecen hechos o expresiones que permitan atribuir al profesor Hernaiz actitudes, opiniones y manifestaciones discriminatorias'. La razón: a pesar de que el 75% de los 159 alumnos que han prestado testimonio le acusa de manifestaciones que implican discriminación por razones de sexo o raza, el 60% de estos estudiantes atribuye las manifestaciones discriminatorias a los pasajes de su controvertido libro, y no a una actitud personal en la docencia. El 40% restante, que considera que el profesor sí que mantiene un talante discriminatorio en clase, no ha concretado 'el contenido explícito' de las manifestaciones que podrían ser descalificadoras.

Sin embargo, el rector sí considera 'probado' que el docente obligaba a los alumnos a estudiar (no necesariamente comprar) el polémico libro para aprobar la asignatura, bien porque el examen contenía alguna pregunta sobre él, bien porque los estudiantes debían hacer un trabajo sobre el volumen.

'Falta de rigor'

Es una obra que 'no puede, en absoluto, considerarse clásica o de reconocida autoridad en el área científica a la que se adscribe la asignatura', según la resolución, que no escatima calificativos para el volumen de Hernaiz. El documento del instructor asegura que se trata de una obra 'tan falta de rigor como cuestionable en numerosas de sus expresiones'. Y aún más: 'No son pocas las afirmaciones puramente gratuitas desposeídas de todo aval científico'. El texto concluye: 'La libertad de cátedra viene limitada por el derecho de los alumnos a recibir una información científica fiable', algo que, a luces del instructor, no se ha producido.

EL PAÍS intentó ayer, sin éxito, recabar la versión del docente. En cualquier caso, Hernaiz, que continúa impartiendo su asignatura, pero ya sin imponer el libro, podrá recurrir el fallo que le obliga a dejar durante un mes su actividad. Y lo podrá hacer por dos vías: bien presentando un recurso de reposición ante el mismo rector, bien por la vía contencioso-administrativa, lo que podría alargar la aplicación de la sanción.

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