Piedras, enfermeros y olivos
Baeza y Jaén reciben al Príncipe de Asturias, quien también conversó con los productores de aceite de oliva
Dos horas antes de que el Príncipe aterrizara en Úbeda y curioseara por las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia, los alumnos que lo esperaban en el aula de enfermería ensayaron el ejercicio denominado 'el enfermo suspicaz'. Consiste este ejercicio en que un alumno se convierte en un quejoso paranoico al que sus compañeros deben convencer de la bondad de las curas y el efecto beneficioso de los medicamentos. El alumno Jesús Molina representó con tanta convicción el papel de paciente suspicaz que sus compañeros no le pudieron administrar el remedio. Este cronista supone que sería otro cantar si la medicina llevara incluido aceite de oliva. De hecho, los propios productores de aceite de oliva, en ese preciso instante, en Andújar, pedían la mediación de don Felipe para incrementar su consumo, aunque fuera con ayuda de las deducciones científicas.
El primer contacto, pues, del Príncipe de Asturias con Jaén fue con los olivos y, en concreto, con los representantes de todos los sectores involucrados en la fabricación y venta de la sabrosa panacea mediterránea.
La meteorología, una vez más, surgió ayer medio invernal y una fría y pegajosa niebla envolvió los alrededores de Andújar y obligó a los helicópteros reales a trazar un rodeo. Así los alumnos que esperaban en el aula de enfermería la visita de don Felipe, después de acabar el ejercicio de 'el enfermo suspicaz', tuvieron que interpretar el papel de alumnos que no esperan la visita de un príncipe.
El aula de enfermería de las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia, fundadas en 1941 para atender a huérfanos de guerra y a hijos de represaliados, es en sí misma una escenografía teatral. La habitación representa una sala de hospital presidida por dos pacientes alegóricos con aspecto suplicante.
Don Felipe, cuando después de saludar a los directivos de la institución (que cuenta con 20.000 alumnos de todos los niveles en 27 centros distribuidos por Andalucía) se encontró con ellos, preguntó divertido: 'Y a éstos, ¿qué les pasa?'. El Príncipe de Asturias se dirigió a uno e hizo como que le tomaba el pulso o le sopesaba el brazo. Esta especie de intromisión (morcilla en lenguaje teatral) en el guión sosegado del área enfermería fue muy celebrada por los concurrentes.
Los vecinos de Úbeda habían ocupado, pese al frío decembrino y las motas de lluvia, las calles por donde debía discurrir la comitiva real. El siguiente punto de destino fue el sobrio palacio de las Cadenas, sede del Ayuntamiento, donde el Príncipe rompió lo único que le está permitido quebrar: el protocolo.
La luz grisácea e invernal daba sin embargo un lustre especial a la piedra del casco histórico de Úbeda que, a su modo, parecía el fono de un teatro. La comitiva, en la Colegiata de Santa María de los Reales Alcázares, pasó bajo una virgen ilustrada con una leyenda secular: 'Si quieres que tu dolor / se convierta en alegría / no te pares pecador / sin decir Ave María'. Este pecador pronunció el Ave María y continuó.
Ya en Jaén, en el museo arqueológico don Felipe contempló una selección de arte ibérico. A continuación, en la otra ala del mismo edificio, visitó el conjunto escultórico Cerrillo Blanco, un yacimiento procedente de la localidad de Porcuna y datado en el siglo V antes de Cristo.
Antes, en el Ayuntamiento, el alcalde de Jaén, Miguel Sánchez de Alcázar, del PP, preparó para don Felipe un discurso tan sinóptico que casi parecía un boceto y que incluía entre los deseos y peticiones una para prevenir inundaciones y mejorar el abastecimiento de agua. También don Felipe, en la cena con representantes del sector agroalimentario, se refirió al conveniente respeto a la naturaleza. En realidad, el Príncipe nombró tres veces el medio ambiente lo que demostró su preocupación legítima por el cultivo agrícola racional.
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