La excitación del límite
En estos años, lo más fashion en Estados Unidos era lo X-treme. Lo que antes era cool y hip, todo lo interesante y atractivo era X-treme. Había extreme vainilla en los helados, extreme desodorantes, extreme sausage sándwiches o las máquinas de afeitar X-treme que anunciaba Agassi, extreme catéteres para angioplastias coronarias con láser y hasta una X-treme Churche que lanzó una X-treme Teen Bible, de la que vendió 400.000 ejemplares en 16 meses entre 2000 y 2001. Había también un X-treme journalism y la ambición de alguien que se quisiera diferente, único era ser X-treme.
La correspondencia en los deportes eran los X-treme games, que han sido los de mayor auge y prestigio, como el jumping, el snowboarding, el ice climbing, skydiving-plane, skateboarding, paragliding o el BASE. Concretamente, el BASE tiene una de las tasas más altas de siniestralidad; en unos 20 años de práctica han muerto 56 participantes, pero eso no ha impedido que el número de practicantes, de 1995 a 1999, se haya multiplicado por 10 (de 450 a más de 4.000). BASE es el acrónimo de building (edificio), antenna (la antena sobre el edificio), span (arco de un puente) y earth (tierra), que se consideran las fases progresivas de un salto con un pequeño paracaídas.
La industria de viajes de aventura alcanzó a facturar más de 220.000 millones de dólares en Estados Unidos, donde 98 millones de personas habían probado alguna de ellas.
Don Habrey, el creador de la asociación Combat Vital, se dio a conocer tirándose desde un helicóptero sobre las aguas congeladas de Groenlandia y sin equipo protector
La Fodor's Travel Publication, que edita guías vacacionales para experimentar diferentes zonas del mundo, publicó en 1997 un libro de Peter Guttman, Adventures to imagine: thrillings escapes in North America, donde se describen 28 escalofriantes aventuras en las que pueden adentrarse los viajeros. Estas aventuras -algunas nuevas, otras conocidas- son, por ejemplo, houseboating, portaging, cattle driving, bobsledding, tall-ship sailing, tornado chasing, canyoneering, wagon training o whale kissing. En el manual se describe cada una de estas experiencias, que el autor ha fotografiado personalmente, y facilita una cumplida relación de establecimientos para equiparse adecuadamente.
La industria de viajes de aventura alcanzó a facturar más de 220.000 millones de dólares en Estados Unidos, donde 98 millones de personas, desde el obrero al farmacéutico, habían probado alguna. El viaje de aventura se ha difundido tanto como para convertirse hasta en un suceso familiar, y en 1998 una rica familia de Chicago concertó su reunión anual en Kenia, cuyo confortable hotel se encontraba en la cumbre del Kilimanjaro y adonde ascendieron, haciendo alpinismo, jóvenes y niños incluidos.
Paralelamente, de cara al gran público, numerosas televisiones del mundo emiten programas del tipo Supervivientes, que cada vez extrema más las dificultades y los percances posibles. Los participantes para Tele 5 no tendrían ni fuego, ni mantas, ni material para construirse una cabaña. Carecerán además de referencias temporales, ya que tampoco les está permitido llevar relojes ni calendarios. Y tampoco tendrán espejos para autorreferirse. 'Pretendemos extremar al máximo sus condiciones de vida', declaró Fran García, director de comunicación de Tele 5 en agosto de 2001. Es decir proporcionarles una X-treme vida.
Para gentes más temerarias existen también travesías de meses por el desierto y zonas salvajes a las que se convoca a través de Internet y donde los objetivos constituyen un desafío al límite. Para marzo-junio de 2003 hay, por ejemplo, una competición convocada con el nombre de Off Limits 102, que consiste en pilotar durante 102 jornadas aviones superligeros sobre zonas militares o científicamente prohibidas entre Ciudad del Cabo, El Cairo y Marrakesh.
Los resistentes de la sociedad
En Francia existe la asociación Combat Vital, cuyas actividades tienen también que ver con el riesgo de morir. Las construcciones humanas, como edificios, fábricas, monumentos, son transformados en obstáculos 'naturales' (inmersiones en el Sena, saltos desde un edificio a otro, escaladas a la torre Eiffel, etcétera). Don Habrey, el creador de esta asociación, se dio a conocer tirándose desde un helicóptero sobre las aguas congeladas de Groenlandia y sin equipo protector. Su mensaje es el siguiente: 'Nosotros somos los resistentes de la sociedad civil. Nuestra misión es la de alertar al mundo de su debilitación creciente. El mundo va morir de intoxicación porque ya no transpira, estamos embrutecidos por el confort, es el momento en que cada uno de nosotros se convierta, a su manera, en un muyahid de la ciudad' . O sea: contra el bienestar, la incomodidad; contra el buen vivir, la supervivencia; contra la seguridad, el riesgo; contra el sosiego, el miedo.
Combat Vital es una asociación para la élite. Pero todas las asociaciones y agencias de viajes nacidas últimamente, e incluso las terroríficas atracciones de los parques temáticos son la muestra de la democratización de la sensación de riesgo. La aventura posee sus propias revistas, sus premios, sus programas de televisión, su festival de cine en La Plagne, sus clubes y agencias de viajes. La demanda de aventura individual es un desafío individual en busca de una identidad dentro de una sociedad a la vez abierta a corrientes, ideas, gentes, accidentes exteriores, aunque no más insegura que antes. Para sociedad de riesgo, como recordaba José Juan Toharia, la Grecia de Pericles o la Roma imperial, donde la esperanza media de vida no llegaba a los 25 años. O incluso la España de principios de siglo XX, donde no se pasaba, como media, de los 50. Más que ser una sociedad de riesgo, como alega Ulrich Beck, nuestra sociedad flirtea con el riesgo movida por una melancolía de la aventura. Frente a la rutina, la superprotección, la profilaxis médica, la pérdida de la revolución, la nueva y precocinada degustación de adrenalina
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