Ética en Internet
Las autopistas del ciberespacio no hubieran existido sin los piratas informáticos, los hackers. Un acercamiento a ese universo en expansión a cargo del filósofo Pekka Himanen desvela las reglas y los valores éticos que rigen ese nuevo mundo. Una insurrección que apunta en la sociedad de la información abanderando la divulgación del conocimiento como bien común.
LA ÉTICA DEL 'HACKER' Y EL ESPÍRITU DE LA ERA DE LA INFORMACIÓN
Pekka Himanen Prólogo de Linus Torvalds y epílogo de Manuel Castells Destino. Barcelona, 2002 224 páginas. 13,25 euros
Este libro de Himanen es muy interesante y atractivo. En diálogo con Linus Torvalds, el creador del sistema operativo LINUX, y con Manuel Castells, uno de los grandes expertos internacionales en la sociedad de la información, el filósofo finlandés Pekka Himanen nos ofrece una obra importante, donde contrapone la ética de los hackers en Internet a la ética protestante, basada en el trabajo y el dinero como fines en sí mismos. El autor parafrasea el título de Max Weber, 'la ética protestante y el espíritu del capitalismo', y muestra que en Internet ha surgido una ética alternativa, basada en la pasión, la libertad, la creatividad y el disfrute por lo que uno hace, frente al deber de trabajar y al imperativo de maximizar las ganancias.
Un hacker es un programador informático que siente que su actividad es interesante, emocionante y gozosa. Le agrada que otras personas compartan ese entusiasmo por programar bien y por ello hace públicos los resultados que obtiene, difundiendo a través de Internet no sólo sus programas, sino también los códigos-fuente en que se basan. En lugar de pretender enriquecerse e incrementar el valor de sus empresas en las bolsas, los hackers mantienen la tradición académica y científica y comunican libre y gratuitamente a los demás lo que han inventado. Su recompensa la han obtenido como disfrute a lo largo del proceso de innovación y el premio adicional consiste en el reconocimiento por parte de sus iguales, es decir, por la comunidad de hackers, que está sólidamente organizada desde hace casi tres décadas.
Cabe decir que Internet no habría existido sin los hackers, como subraya Himanen en el apéndice final. Los creadores de los ordenadores personales (PC), de Apple, de Netscape, de la World Wide Web, de la Internet Society y del sistema operativo LINUX fueron hackers. El propio Bill Gates lo fue al principio, aunque luego optó por capitalizar sus conocimientos informáticos y por generar inmensos beneficios para su empresa Microsoft manteniendo el secreto de los códigos fuente del sistema operativo Windows. Las principales organizaciones internacionales que luchan por los derechos civiles en la red están sustentadas por hackers. Algunos de ellos optaron luego por hacer suyo el espíritu del capitalismo y su ética basada en el trabajo y en el dinero. Hoy día acumulan las mayores fortunas del planeta.
La ciencia moderna se ha ca
racterizado por la publicación de los conocimientos, frente a la actual tendencia a la privatización y al secreto. Él llega a ver en los hackers una especie de academia-red, aludiendo a la Academia de Platón. Contrariamente a los monasterios medievales donde la curiosidad y la libertad de información eran consideradas como vicios, la Academia platónica se basaba 'en la idea de synusia, o acción concertada, en la cual el conocimiento era compartido libremente' (página 66). Frente al copyright, Linus Torvalds incluyó desde el principio el copyleft en la plataforma LINUX. Quien usa dicho sistema operativo ha de comprometerse a poner a disposición de todos los usuarios los nuevos desarrollos e innovaciones que él pueda aportar. Para los hackers, el conocimiento y las innovaciones tecnológicas son un bien común. Si no comunistas (como afirmó Merton de los científicos), podrían ser considerados como los comuneros de la sociedad de la información, claramente enfrentados a los nuevos señores feudales que dominan el espacio electrónico.
En resumen, la insurrección apunta en la sociedad de la información y, como muestra Himanen, dispone de una ética alternativa a la del trabajo y el capital. Estamos ante un conflicto de valores. Establecer metas y objetivos, optimizar, ser flexible, mantener la estabilidad, ser laborioso, valorar ante todo el dinero y llevar siempre la contabilidad de resultados son las virtudes básicas del empresario capitalista, como indica Himanen comentando a Robbins. Frente a ellos, los hackers defienden la pasión, la libertad, el valor social y, sobre todo, la creatividad. El hacker representa una nueva figura del espíritu humano. ¡Quién sabe si esta ética alternativa no será la base de la globalización alternativa!
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