Mestalla cambia los pitos por flores
Mientras la Real se marchaba cariacontecida al vestuario, aplastada por la contundencia del Valencia, que firmó su goleada más abultada del curso, la grada de Mestalla no cabía en sí de gozo. Pura exaltación de valencianismo. El público celebró como nunca esta temporada una victoria de su equipo, agasajando con ovaciones a sus jugadores, que abrazados en el círculo central devolvieron con aplausos el calor del público al final del partido. Todos allí, felices y sonrietes, entre ellos los veteranos Djukic y Carboni, quienes firmaron hace unos días con 36 y 37 años, respectivamente, su renovación por un año más. Y ayer no pararon de saludar a la grada, pródiga en sus agasajos, incluso en pleno trascurso del encuentro. El público se acordó incluso del ausente Angloma, el único de la vieja guardia que no renueva debido a una lesión de rodilla.
Hace apenas dos jornadas, ante Osasuna en Mestalla, la grada castigó con pitos durante una hora a Rafa Benítez, a quien le reclamaba que sacara al campo a Aimar, suplente en aquel encuentro. No era el primer conato de rebelión de la afición, muy crítica con el juego de su equipo esta temporada. Pero las cosas han cambiado, y Mestalla celebra ahora el buen momento del Valencia, que sumó ayer su tercera victoria consecutiva.
¿Quién lo iba a decir después de aquella infausta semana, a mediados de marzo? En apenas siete días, el Valencia cayó en Vallecas (2-1) y fue apeado de la UEFA por el Inter. Desde entonces, ha sumado tres victorias consecutivas en Liga y su candidatura al título no es un cuento de hadas. Es algo serio, nada fabuloso. 'Me apunto a este tipo de partidos, en los que el rival te deja jugar', señaló Benítez, feliz por esta goleada que le aleja por fin de la escasez de goles que le ha perseguido todo el curso.
Para Roberto Olabe, técnico de la Real, la clave estuvo en el ritmo: 'Si hay algo que diferencia al Valencia con respecto al resto de equipos de Primera es el altísimo ritmo que imprime a los partidos. En este sentido, nosotros no hemos sido capaces de contrarrestarlo'.
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