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Reportaje:

Medio siglo de banquero

Francisco de la Rosa entró en una Caja de Ronda con 14 empleados, y se jubila en Unicaja, que tiene 5.000

Cuando Francisco de la Rosa ingresó como auxiliar administrativo en la plantilla de la Caja de Ronda en 1953, la entidad tenía unos 40 millones de pesetas. Ahora, se acaba de jubilar con el rango de director general de Unicaja, que tiene unos activos de casi 14.000 millones de euros. Una historia de vértigo que ha vivido en primera fila: Desde el niño de 12 años que le ponía timbres a los préstamos en 1948, hasta el director general de la Caja de Ronda, que en 1991 apoyó con sentido práctico la fusión en Unicaja, aunque muy a su pesar porque la sede central saliera de la Serranía.

Juan de la Rosa (1912-1984), su padre, fue el creador del imperio en el que se convirtió a mediados de los años 60 El Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Ronda, conocido popularmente en la ciudad como El Monte, la primera caja de Andalucía y una de las más poderosas de España. Don Juan, como era unánimemente referido en Ronda el director general de El Monte, era maestro, un título que consiguió en el seminario. 'Mi abuelo era un potentado de Grazalema, tenía fincas, fábricas de mantas, negocios, pero murió muy joven y en poco tiempo a la viuda le desapareció todo. Mi padre conoció en sus carnes la usura, una lacra de aquellos tiempos que él siempre combatió. Acabó en el seminario, que era entonces una salida para estudiar'.

'La Caja de Ronda tuvo una sola oficina desde 1909 a 1948 y sólo abría los domingos'
'Sería mejor que hubiera dos cajas en Andalucía, mejor que una sola'

Francisco a partir de los 12 años echaba los veranos en las oficinas de El Monte. 'A mi padre le parecía mucho tiempo los cuatro meses de vacaciones que había entonces y mi primer trabajo en la caja fue timbrar, ponerle sellos a los préstamos; después subí de categoría y registraba los préstamos o las cancelaciones en los libros'. Francisco nació en 1936, el mismo año en que su padre entró a trabajar en la entidad, que tenía una sola oficina. 'El Monte se creó en 1909, con 10.000 pesetas que dejó en su testamento la marquesa de Moctezuma. Y tuvo una sola oficina hasta 1948, en la calle Prim, que abría sólo los domingos'.

Cuando el padre entró a trabajar 'de meritorio' en el 36, en El Monte sólo había otro empleado, que era su jefe. Después de la guerra, con todos los libros destruidos, hubo que hacer un bando militar para saber cómo estaban las cuentas. 'Un teniente coronel hizo un bando en el que reclamaba que la gente que le debiera dinero a la caja apareciera por allí y los que tuvieran dinero depositado que fueran a pedirlo; naturalmente a reconocer que debían compareció muy poca gente y a cobrar se llegaron algunos'. En todo caso, cuando se recompone la contabilidad, 'al Monte le deben un millón de pesetas escaso y mi padre era el único profesional; ya a partir de entonces abren todos los días'. Cuando el hijo entró en El Monte en 1953, la casa tenía 14 trabajadores y unas pocas oficinas. 'Estaba empezando la implantación en toda la Serranía de Ronda y Cádiz, que es una comarca natural. La segunda oficina se abrió en 1948 en El Burgo y después Grazalema, Ubrique, Jimena... Llegamos a tener 500 antes de la fusión, mi padre tenía dos obsesiones, la expansión y la obra social'.

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El Monte compró en 1951 el Café Nacional, en la esquina de la calle de La Bola, frente a la plaza de toros. Entonces puso una publicidad, en la valla de las obras, que daba fe de sus boyantes cuentas: 'Cerca de 40 millones tiene la Caja de Ronda', recuerda Francisco. 'En realidad estaban más cerca de 30 que de 40, pero a partir de entonces duplicábamos todos los años; incluso pasamos de 1.000 a 2.000 millones de pesetas de activos en siete meses'.

Aunque su alta en la plantilla figura en 1953, Francisco de la Rosa se marchó pronto, con una excedencia, a estudiar Derecho a Granada y Madrid. A su vuelta, en 1958, entró 'de ayudante en la Secretaría y unos siete años después me hicieron secretario general'. Más de un cuarto de siglo trabajando con su padre marcan los recuerdos y las emociones de Francisco: 'Era difícil trabajar con él, porque era difícil seguirle el ritmo; inventó la jornada continuada, de ocho de la mañana a nueve de la noche'.

Hay una anécdota que retrata la mentalidad del banquero. 'Se creó una empresa pública de desarrollo de Andalucía, Sodian, cuyo presidente era Manuel Olivencia y mi padre era vicepresidente, el 50% era del INI y la otra mitad de los ayuntamientos y las cajas; las empresas que estaban en crisis y nadie les daba un duro iban allí a pedir dinero, que se solía dar con criterios políticos y para mi padre darle el dinero a alguien que no tuviera garantías era superior a sus fuerzas. Entonces un día, en una discusión, dijo: 'La tela hay que cogerla rápidamente, administrarla con mimo y soltarla lentamente'. Francisco relata que en Ronda en aquellos años el banco por excelencia 'era Banesto; allí cuando alguien iba a abrir una cartilla con 25.000 pesetas le decían, ¡para eso vaya usted a la caja!, había un concepto distinto del negocio'. También de las inversiones, porque 'entre el 50% y el 70% de las inversiones de las cajas se hacían donde decía el Gobierno, sobre todo en obligaciones del INI'.

Una de las primeras misiones estratégicas que Francisco de la Rosa realizó en El Monte fue la mecanización de la entidad en los años 60. En 1970 le nombraron director general adjunto y dos años después se convierte en alcalde de Ronda. 'En realidad el gobernador Ramón Castilla quería que fuera mi padre, pero él ni podía ni quería y a mí con 36 años, la verdad es que me gustó'. Recuerda el cambio del Ayuntamiento desde el lugar que hoy ocupa el Parador hasta la ciudad y cómo convencieron al entonces ministro de Obras Públicas, Gonzalo Fernández de la Mora, de la necesidad de hacer una buena carretera hasta San Pedro de Alcántara. Este episodio es una versión moderna del Bienvenido Míster Marshall 'Fue en el 72 ó 73. Por las fiestas de septiembre queríamos preparar un agasajo al ministro, con su esplendor y le pedimos a un ayuntamiento cercano [Málaga] que nos dejara su policía municipal a caballo, pero nos dijeron que no; así que acudimos al de Barcelona, que nos aceptó la petición y hasta aquí vinieron 90 policías caballo, en tres vagones de tren. Fue precioso, desfilaron por el pueblo y dos veces hicieron un carrusel en la plaza de toros'. La exhibición tuvo mejor éxito que en la película, porque 'en abril de 1975 se publicó en el Boletín Oficial del Estado el proyecto de la nueva carretera a la Costa'. De esa época data su amistad 'estrecha' con Antonio Ordóñez. El torero colaboraba con el banquero/alcalde en las fiestas que se organizaban para homenajear a la goyesca de honor, 'que solía ser la esposa de algún personaje público importante, lo que después nos permitía tener las puertas abiertas en Madrid, cuando necesitábamos algo'. Ordóñez compró la finca El recreo con la mediación de Juan de la Rosa: 'Esta finca había sido de su padre, El Niño de la Palma, y allí nació él, y mi padre convenció al dueño, que no tenía mucho interés, de que se la vendiera a Ordóñez, y desde entonces Antonio empezó a frecuentar Ronda'.

En marzo de 1982, Juan de la Rosa pasó a ser presidente de El Monte y Francisco le sustituyó como director general. El padre murió en 1984 y tres años después, Braulio Medel fue nombrado presidente, en aplicación de la nueva ley nacional de cajas. En todo caso, Francisco de la Rosa siguió siendo director hasta la fusión de El Monte con otras cuatro entidades que dio lugar a Unicaja. En Ronda se vivieron momentos de tensión. 'Todo el mundo se fijaba en mí y no es que estuvieran en contra de la fusión, lo que no querían en que la sede central saliera del pueblo. Yo lo pensé con sentido común, reuní a mi gente y les dije que aunque el corazón nos pidiera otra cosa, desde el punto de vista práctico era inevitable traer a Málaga la central'.

Sobre las fusiones De la Rosa tiene su propio punto de vista. 'En la Caja de Ronda estuvimos a punto de cerrar una fusión con Jerez en 1970, que sólo se rompió por la cuestión del nombre. Ahora es lo mismo, Unicaja está muy bien, incluso creo que llegará más lejos. Siempre es inevitable que los demás tengan celos del número uno; a nosotros [la caja de Ronda] nos decían imperialistas. Y si Unicaja no participa en alguna fusión puede hacer, como en nuestra época, una expansión.'

En cuanto al mapa futuro de las cajas andaluzas, De la Rosa opina que 'sería mejor que hubiera dos en lugar de una sola'. Sobre los dos presidentes con los que ha trabajado toda su vida afirma que 'es difícil la comparación, mi padre era un autodidacta y Braulio Medel un técnico muy preparado, pero ambos son dos líderes, que saben a dónde van'.

De la Rosa fue uno de los tres directores generales de la Unicaja fusionada durante un año. Luego pasó a ser director de la Obra Sociocultural, que ha gestionado hasta su jubilación. Este cargo le proporcionó la última emoción de su carrera: 'El 11 de septiembre teníamos en Nueva York a 80 niños y no paramos hasta que confirmamos que estaban todos bien'.

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