'Las cosas como fueron'

Hace unos días me tropecé en la librería que frecuento con un libro cuyo título me era más que familiar: Las cosas como fueron. Pensé que si el libro llevaba ese título, el autor no podía ser otro que yo mismo, ya que así se titula el volumen en el que en dos ocasiones, 1992 y 1995, recogí mi poesía completa hasta esas fechas. Pero no, el autor no era yo, sino Francisco Nieva, quien para sorpresa mía ha titulado así sus memorias, recién publicadas por Espasa (en EL PAÍS del 28 de marzo leí poco después la noticia de la aparición del libro).

Ignoro si Nieva sabía o no que ese título me pertenece. Yo no soy tan conocido como Garcilaso, pero creo que mis libros y mi nombre no son del todo extraños en el panorama de nuestra poesía actual, y el volumen a que me refiero (publicado por la prestigiosa colección La Veleta, que dirige Andrés Trapiello) ha sido suficientemente reseñado en diarios y revistas y figura con claridad en el ISBN. Si Nieva le ha dado a su libro el título en cuestión a sabiendas de que era mío, me parece lamentable. Y no valdría como disculpa el que dijera que dio con mi título por sí mismo (coincidencia más difícil de lo que parece) y que desconocía que hubiera sido previamente utilizado por mí. Como cualquier autor al que se le ocurre un título que le complace, lo primero que tendría que haber hecho Nieva cuando encontró el de Las cosas como fueron es acudir al ISBN, a ver si a alguien se le había ocurrido antes que a él. Y si no cayó en eso o estaba demasiado ocupado como para llevar a cabo tal consulta, podrían y deberían haberla realizado en su lugar sus editores.

Desconozco si es o no legal lo que Francisco Nieva ha hecho consciente o inocentemente. Pero al margen de esto, espero de su buena voluntad que en una posible reedición del libro decida titularlo de otra forma. Se lo agradecería, pues el título que ha elegido en esta ocasión hace muchos años que es parte de mi modesto patrimonio.