Pasión
Dos millones de desplazamientos en automóvil, cinco mil vuelos, otros tantos convoyes ferroviarios. Ocupación hotelera próxima al 85% en la costa y al 80% en las alturas minerales, si bien sólo del 75% en algunas zonas del interior debido al insobornable ser del tiempo. Asturias, a salvo. Malos resultados para el deporte de aventura, con especial ensañamiento en el Pirineo leridano, dado el menguado caudal para amnícolas. Aumento exponencial de la trashumancia por el Delta del Ebro, efecto colateral de la disfunción política del Plan Hidrológico. Mar alterada con predominio de vientos fuertes y resultados muy negativos para el hidrodeporte y la tabla de surf. Decepcionantes cifras en las comunidades insulares, azotadas por un clima poco propicio para el bronceado y la exhibición de partes anatómicas de uso restringido.
Emigraciones e inmigraciones de voyeurs bien compensadas por el supitaño auge de Barcelona, donde, gracias al inesperado tirón del 'efecto Gaudí' sobre las clases medias disciplinadas, no quedó ni una sola yacija de alquiler sin inquilino. No así el 'efecto procesión', debido, una vez más, a la insolencia ontológica del meteoro que impidió el oreo de iconos a pesar de venir con recomendación.
Doscientos occisos del sector automóvil, varios miles de heridos (con secuelas que van desde el 'micro' hasta el 'mega' tullimiento), con agradecida sinergia en el negocio hospitalario. Ciento cuarenta partidos de fútbol nacional, veinte internacionales, setenta y ocho partidos de baloncesto, cuatrocientos partidos más de deportes subalternos y tres carreras de máquinas de cilindrada variable. Cinco horas diarias de crispada atención a la pantalla, con masivas audiencias para el repertorio veterotestamentario (este año Ben Hur supera a Quo Vadis), seguido de cerca por las hazañas palestinas del héroe de Sabra y Chatila (en directo).
Tal es el balance de la última crucifixión y muerte de Jesucristo (NS). Los expertos ven con moderado optimismo la próxima temporada. 'Dado lo crítico de la situación mundial tras el 11-S, estamos satisfechos con las actuales tasas de crecimiento', ha declarado Dios a este diario.
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