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ZAPPING

Santa paciencia

Pese a su prestigio, que le ha permitido mantenerse en el prime time durante siglos, la Biblia y sus secuelas televisivas no consiguieron santificar totalmente la parrilla. La retransmisión de las procesiones afectó a la programación y propició la suspensión el pasado domingo de productos tan incorrectos en lo religioso como Confianza ciega, que, pese a lo espiritual de su título, es la demostración de que el adulterio bien entendido empieza por la propia pareja.

Región sacra

La movida nazarena, con su despliegue de cansinas conexiones con el centro de control de la DGT, no pudo con la solidez de Matrimonio con hijos, corrosivo antecedente de mucha buena televisión posterior, ni con el efecto Axe, ni con el fútbol español, que cuando pierde, es que pierde de verdad, ni con el estreno de El debate de La 2, una novedad tan previsible como su título, y que reunió a unos invitados que debatieron en castellano lo que, en la intimidad, suelen discutir en catalán. Contagiado por el dolor de estas fiestas, con su arrastre de cadenas, Javier Clemente dijo que si se entera de que sus jugadores salen de noche, les arrancará la cabeza. Sería un espectáculo por el que más de un programador estaría dispuesto a pagar una pasta y que podría tener como sintonía aquella vieja canción dedicada al papa de El Palmar: 'Ay, Clemente, no te quedes con la gente'.

Halcones y palomas

Para redimir tanta violencia, La Primera programó Timecop, la mejor película de Van Damme, marcial artista que demuestra cómo ha cambiado este país. La distancia que separa a Pablito Calvo de Van Damme es la misma que existe entre la vieja Semana Santa y la actual. El manto de Nuestra Señora de los Dolores fue acuchillado por un desalmado y, a la mañana siguiente, un loco asesinó a un montón de gente en el municipio de Nanterre, un paisaje casi siempre lluvioso en el que el urbanismo futurista acabó con la poesía de los descampados, paraíso de una infancia menos engominada que la de los niños del nuevo programa de Bertín Osborne.

Vacaciones en el mal

El Mal se materializó en forma de terremoto y eligió el norte de Afganistán porque siempre llueve sobre mojado. Las pocas imágenes emitidas por los informativos no fueron puestas en duda, ya que nadie sospecha que exista un interés maquiavélico por manipular las desgracias naturales, aunque, incluso en estos casos, persiste la absurda guerra de cifras. En Oriente Próximo, mientras tanto, sigue otra guerra a la que todos se niegan a llamar así, aunque la cosa se le parece bastante. En El tercer grado, austero formato minimalista, el invitado de Carlos Dávila fue Antonio Dorado, obispo de Málaga, que lucía un crucifijo más quiromántico que ecuménico. Citó al Papa. 'Hay que vivir el presente con pasión', dijo. Y a mí que me da que lo que sobra en este mundo es pasión. O presente.

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