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El alcalde se opondrá con 'contundencia' a más fiestas 'hippies' en Órgiva

El francés fallecido no había ingerido alimentos sólidos en al menos 12 horas

El alcalde de Órgiva, Adolfo Martín Padial, del PP, anunció ayer que no tolerará que haya en su término municipal más concentraciones hippies como la celebrada durante esta semana y que se ha saldado con la muerte de dos jóvenes por abuso de alcohol y drogas. 'Tomaremos todas las medidas que sean necesarias para evitar estas fiestas y actuaremos con contundencia para que lo sucedido no se vuelva a repetir', declaró.

La muerte de los dos jóvenes, un británico de 24 años, y otro francés, de 26, en el espacio de pocas horas en la concentración hippy en la que participaban más de 1.500 personas procedentes de toda Europa sirvió ayer para que el alcalde, que había declarado prohibida desde hace dos semanas la que se conocía como Fiesta del dragón, expresara abiertamente su intención de no volver a permitirla. '[Los jóvenes] han hecho caso omiso de la prohibición y han ocurrido dos muertes', dijo. 'También ha habido lesionados por agresiones entre ellos mismos. Por todo eso, el año que viene quedará totalmente prohibida, y tomaré todas las medidas que sean necesarias para evitarla'.

El alcalde calificó a los concentrados como unas 'personas desgraciadas de la vida, parados, sin perspectivas de futuro, marginales'. 'Aquí no han aportado nada. Lo único que traen es su macuto, si es que traen algo, y sólo se dedican a pedir limosna. Lo que ha sucedido, desgraciadamente, ya se veía venir'.

Autopsias

Las autopsias practicadas al británico Martin Ian Robert Crokker y al francés Donovan Briennes no aportaron información exacta sobre las causas de sus fallecimientos. En el caso de Briennes los investigadores descubrieron que llevaba al menos 12 horas sin ingerir alimento alguno y que había consumido muchísimo vodka. También atribuyeron sus repentinos cambios de humor, de la euforia al enfado, a una polintoxicación por drogas, tanto cannabis como estimulantes. Tejidos de ambos cadáveres fueron enviados ayer al Instituto Toxicológico de Sevilla para su análisis.

El ambiente en la rambla del Guadalfeo, en donde se produjo desde la pasada semana la concentración hippy era ayer de malestar. Sólo quedaba un centenar de jóvenes que tenían la intención de abandonar inmediatamente la zona. 'Es inexplicable que no hubiera un servicio de primeros auxilios', se preguntaba Lora, una mujer de unos 40 años procedente de Holanda. 'El año pasado sí lo había. Tal vez al prohibirse la fiesta, se privó a la gente de ese servicio. Ha quedado un ambiente de mal rollo cuando estos últimos días habían sido maravillosos, con toda la gente muy relajada'.

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'Ha sido un festival fantástico, pero todo se ha desmadrado ahora', decía por su lado un joven procedente de Gales. 'Todos los días hay gente que muere por abuso de drogas o de alcohol o de cualquier otra cosa en las grandes ciudades y nadie se asusta. El festival no tiene la culpa de lo que ha sucedido aquí'.

'Cada uno es responsable de lo que hace con su cuerpo y de las sustancias que toma', señalaba, por su lado, otro joven holandés junto a una furgoneta en la que habían escrito: 'No policía. No TV. No problemas'. 'Aquí venimos todos a descansar, relajarnos y pasar unos días a gusto. Ha sido una pena lo que ha sucedido, pero eso podía haber ocurrido en cualquier otra parte del mundo'.

Los vecinos del pueblo, por su lado, tenían opiniones enfrentadas. 'A mí estos jóvenes no me han hecho ningún daño ni me molestan para nada', explicaba Manuel Morillas sentado en una plaza junto a un grupo de ancianos. 'Al contrario, le dan vida al pueblo y no se meten con nadie'. Otro habitante de Órgiva, Andrés Blanco, era más crítico: 'Si esa fiesta ha sido prohibida, si carece de permisos, no pueden llegar aquí, meterse en unos terrenos que no son suyos y hacer lo que les dé la gana. Lo que ellos han estado haciendo estos días no es libertad, sino libertinaje'.

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