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Necrológica:NECROLÓGICAS
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Gabriel Betancourt Mejía, educador colombiano

Hoy tendrá lugar en Santafé de Bogotá (Colombia) el sepelio del doctor Gabriel Betancourt, padre de Ingrid Betancourt, candidata a la Presidencia de la República de Colombia recientemente secuestrada por la guerrilla de las FARC. El ya frágil corazón de mi fraternal amigo no ha podido superar la angustia por la terrible circunstancia que vive su hija en medio de la actual terrible desesperanza de ese noble y bello país. La coyuntura colombiana de estos años es bien distinta de la que conocí a principios de los años 50, sobreabundante en bienes y promesas, cuando Gabriel ponía en marcha el ICETEX, instituto colombiano de becas-crédito al honor para la especialización en el extranjero, una de las primeras ideas suyas que logró hacer realidad entre las muchas otras posteriores que luego lanzó y tuvieron gran impacto internacional.

Entre otras cosas, Gabriel Betancourt fue el Presidente de la Comisión Internacional Asesora de la Reforma Educativa que, en cooperación con la Unesco y otras muchas organizaciones internacionales públicas y privadas, constituimos para lograr una participación y apoyo internacionales a lo largo del debate público que durante el año 1969 promovimos en España en torno al Libro Blanco ('La Educación en España: Bases para una política educativa'), así como durante la etapa inicial de aplicación de la Ley General de Educación de 1970. Con la generosidad y el entusiasmo en él proverbiales, Gabriel puso todo su talento y talante constructivos al servicio de nuestro país.

Su inteligente, incansable y variada actividad profesional, tantas veces entrelazada con mis propias actividades, le llevaron de la Secretaría General Técnica de la Presidencia de Colombia a director del ICETEX por él fundado hace más de 50 años, a Ministro de Educación (cargo desde el que me recuperó para Colombia, ante el cese de Joaquín Ruiz Jiménez, para llevar a cabo la experiencia piloto occidental de una planificación integral de la educación). Más tarde pasó a Washington D.C. al cargo de Presidente de la Comisión Especial (Task Force) de Educación, actividad que el Presidente J. F. Kennedy propició como parte de su programa 'Alianza para el Progreso', tarea en la que de nuevo estuvimos estrechamente asociados hasta que fuera nombrado Director General Adjunto para el Sector Educación de la Unesco en París, lo que nos permitió firmar un acuerdo de cooperación entre la Unesco y el Banco Mundial donde yo dirigía por entonces el recién fundado Departamento de Inversiones en Educación. Su posterior designación por el Presidente Carlos Lleras al cargo de Ministro de Educación en Colombia le permitió poner en práctica muchas de las reformas por él previamente diseñadas, especialmente en materia de autonomía y descentralización administrativa, hasta que regresó a París como embajador ante la Unesco.

Miembro del Club de Roma y promotor del movimiento universitario a favor de la futura creación de una Comunidad de Naciones latinoamericanas, a imagen y semejanza de la europea, su vocación y dedicación sin tregua le llevaron por todo el mundo en misiones de asesoramiento, así como de estudios y debates para muchas reuniones y conferencias, también frecuentemente en España, sin olvidar su participación inspirada y activa en varias de las Semanas Monográficas organizadas por la Fundación Santillana.

Sin embargo y pese a tanta actividad creativa eficaz, lo más significativo para mí es sin duda su comportamiento de hombre íntegro siempre coherente con los valores éticos y morales que proclamaba desde sus profundas convicciones de hombre de bien. Él hizo siempre honor a la Colombia, que en buena medida conocí gracias a él, y que desde entonces amo profundamente con la esperanza de que pronto logre recuperarse del horror en el que hoy por hoy vive ese gran país, víctima de las injusticias y la violencia que se han instalado gracias al narcotráfico y al bandolerismo de guerrilleros y paramilitares. El limpio testimonio de una vida como la de Gabriel Betancourt y de tantos otros colombianos, sin duda inmensa mayoría, merecen superar muy pronto tanta ignominia.

Ricardo Díez Hochleitner es presidente de honor del Club de Roma y vicepresidente de la Fundación Santillana.

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