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Lluís Claret considera las 'suites' de Bach 'la Biblia del violonchelo'

Lluís Claret cree que las suites para violonchelo de Bach tienen más de uno y de dos significados místicos. Es una obra eterna que forma parte de su ser auténtico de intérprete meditativo, virtuoso, tranquilo y dedicado. Claret intercala durante tres días, hasta mañana, esta creación fundamental de la música con otras del siglo XX en dos museos: la Fundación Antonio Pérez y el Abstracto de Arte Español de Cuenca. Es una mezcla explosiva de obras maestras plásticas con las suites bachianas, que Claret considera 'la Biblia del violonchelo'.

El sábado pasado, el mismo Antonio Pérez andaba preocupado por la acústica de la nueva sala improvisada de conciertos en su fundación. Quedó tranquilo con el éxito cerrado del primer recital. El convento de las Carmelitas de Cuenca ha resultado un auditorio de lujo para que Lluís Claret comenzara su ciclo Abstracciones místicas, que enfrenta la obra de Bach con piezas recientes de Tomás Garrido, Marc Bleuse, Michel Sendrez, Joan Guinjoan y György Ligeti.

La mezcla de repertorio tiene toda la lógica del mundo para él: 'Quien escribe para violonchelo conoce las suites de Bach y tiene presente su influencia porque esta obra es la Biblia de nuestro instrumento', cuenta Claret. El músico ha interpretado estas piezas desde siempre y se sintió violonchelista al dominarlas. 'Es una obra eterna, cuyas posibilidades siempre se enriquecen con infinitas articulaciones. Al principio, me superaban, luego las he dominado, así que para mí esta obra ha sido una bajada a los infiernos y ahora es una ascensión a los cielos'.

Deuda con Casals

Claret no quiere dejar de mencionar a su descubridor para la modernidad: Pau Casals. 'Todos los violonchelistas estamos en deuda con Casals. Él elevó las suites de un ejercicio que se hacía en las escuelas a la categoría de arte absoluto y reconocido que tienen ahora. Decía que Bach había tenido el genio en ellas de hacer lo divino humano y lo humano, divino'.

Claret ha recorrido casi todo el repertorio. Su compromiso con los contemporáneos le llegó desde que formaba parte del grupo Diabolus in Musica, una formación barcelonesa de cámara en la que conoció a Joan Guijoan y con la que actuó 10 años desde 1968. Pero también ha desarrollado el romanticismo de manera intensa. 'En este mes he hecho ciclos integrales de Brahms, Beethoven y Bach. No es por presumir, es que el calendario ha salido así'. De todo el siglo XIX, tiene sus preferencias: 'Schumann, Brahms y Beethoven. Schumann porque era un romántico puro, profundo, sentido, introvertido, íntimo, tortuoso, con el que me identifico, nada falso como me puede resultar Rachmaninov. Brahms me gusta por su nobleza y Beethoven por razones obvias'.

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