Benjamín, en plan figura
Hace justo media Liga, el Betis empezaba a recuper en el partido contra el Sevilla el crédito perdido ante su propia afición por el escándalo de la fiesta de Halloween y la posterior derrota ante el Zaragoza. El anfitrión de aquel sarao, Benjamín, se ha convertido 19 partidos después en uno de los futbolistas más en forma del Betis y más comprometido con equipo y afición.
Ayer lo demostró desde antes que arrancara el partido. Con el balón en el círculo central, a los pies de Reyes, a la espera del pitido del árbitro, Benjamín se dirigió al joven delantero sevillista y le recriminó algo con gestos ostensibles, probablemente sus desafiantes declaraciones durante la semana contra alguno de los jugadores béticos.
Cuando el balón empezó a rodar, el centrocampisa vallisoletano se convirtió en el alma de su equipo. Situado junto a Ito, Benjamín robó balones, se ofreció a los compañeros, provocó faltas y disparó balones al borde del área y, en un contragolpe sevillista, pasada la media hora de juego, llegó a salvar un gol en contra cuando Reyes se disponía a chutar. Sólo faltó el gol, una espina que el futbolista tiene clavada desde la fiesta en la que ejerció de anfitrión.
En el bando contrario, sólo David, el lateral izquierdo, estuvo a su altura. El pequeño defensa, en un gran momento de forma, aburrió a Joaquín, que escasamente se zafó de su marcaje y salvó también un gol bajo su portería en el inicio de la segunda parte.
En el reverso de la moneda se situaron Dani y Reyes, los jóvenes delanteros, que carecieron de oporunidades y desperdiciaron los escasos balones que recibieron tirándose en el área.
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