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McGegan dirige en Barcelona el único oratorio de Beethoven

Los melómanos tienen muy pocas oportunidades de escuchar en directo el único oratorio de compuesto por Beethoven, Cristo en el Monte de los Olivos. La partitura, en la que el genial compositor alemán maneja con instinto operístico elementos característicos de los oratorios de Händel y las misas de Haydn, sonará esta tarde en el Palau de la Música de Barcelona bajo la dirección del británico Nicholas McGegan en un programa dedicado a Beethoven a cargo de la Orquesta Ciudad de Granada y el Coro de Cámara del Palau de la Música Catalana.

Con un centenar de grabaciones en el mercado, muchas de ellas consagradas a Händel, y un repertorio especialmente centrado en la música del barroco y el clasicismo, McGegan, director artístico del Festival Händel de Göttingen, se muestra feliz ante su primera actuación al frente de la Orquesta Ciudad de Granada y el Coro del Palau de la Música. 'Me encanta trabajar con dos formaciones jóvenes que sienten entusiasmo por lo que hacen. Los ensayos han sido divertidos y estimulantes, y el público se sorprenderá con la fuerza expresiva del único oratorio de Beethoven', comenta.

El programa, que estrenaron el viernes en Granada, llega a Barcelona en el marco de la temporada Palau 100. La soprano británica Alwyn Mellor, el tenor catalán Lluís Vilamajó y el barítono murciano José Antonio López asumen las partes solistas del oratorio, escrito por Beethoven en sólo 15 días y estrenado en 1803 en un extenso programa que incluía sus sinfonías 2 y 3 y el Concierto para piano núm. 3. 'Eso son programas largos, y no los que hacemos ahora', bromea McGegan, que abrirá la velada precisamente con la Sinfonía núm. 2.

Aliento dramático

Compuesto por encargo de Emmanuel Shikaneder, empresario del Teatro An der Wien y artífice del estreno de La flauta mágica, el oratorio de Beethoven, con texto de Franz Haver Huber, recrea la figura de Jesucristo con un aliento drámatico cercano al espíritu de la ópera seria. McGegan define la curiosa e irregular partitura con sentido del humor. 'Tiene mucho de las mejores misas de Haydn, algunos toques de La flauta mágica y una exaltación dramática que remite directamente a la ópera Fidelio. Me encanta su música, me divierto mucho dirigiéndola y espero que el público se divierta escuchándola'.

McGegan asegura que la mejor forma de luchar contra los convencionalismos que rodean a los conciertos de música clásica es recuperar el placer de hacer y escuchar música de forma natural. 'No estaría mal que el público volviera a aplaudir cuando le gusta un fragmento y obligara a repetirlo. Lo que no se puede hacer es seguir con la apatía y la rutina. No soporto a los directores que se aburren dirigiendo y aburren también a la orquesta y el público. Hay que ir a los conciertos a disfrutar', concluye.

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