El Polémico "Botellón"
El botellón, una práctica que realizan cada fin de semana más de medio millón de jóvenes en toda España, se ha convertido en el protagonista de foros y debates en las últimas semanas. Las protestas de asociaciones de vecinos y otros colectivos han propiciado que el gobierno emprenda una "guerra" contra esta moda cada vez más extendida entre los jóvenes.
El botellón, una práctica que realizan cada fin de semana más de medio millón de jóvenes en toda España, se ha convertido en el protagonista de foros y debates en las últimas semanas. Las protestas de asociaciones de vecinos y otros colectivos han propiciado que el gobierno emprenda una "guerra" contra esta moda cada vez más extendida entre los jóvenes. Mariano Rajoy, coincidiendo con la presentación del Congreso sobre Jóvenes Noche y Alcohol, anunció que el gobierno prevé implantar una ley que prohíba el consumo de alcohol en la calle, si bien la oposición y los colectivos juveniles responden que no se trata de imponer una Ley seca, sino de promover alternativas de ocio a los jóvenes.
La sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía del pasado mes de enero, que obliga al Ayuntamiento de Sevilla a "adoptar medidas que impidan el consumo de alcohol fuera de los establecimientos", supuso una victoria parcial de las asociaciones de vecinos de toda España en su guerra contra el fenómeno del botellón. Hasta ahora, los ayuntamientos de las ciudades en cuyas calles se celebran cada fin de semana estas reuniones, intentaban combatirlas con ordenanzas que limitan el nivel de ruido, así como con campañas que ofrecen actividades alternativas al alcohol, pero en la mayoría de los casos han resultado ineficaces.
En Madrid, el Ayuntamiento junto con la Delegación del Gobierno, puso en marcha a principios de febrero, un dispositivo especial para impedir el acceso de los jóvenes a varias plazas del distrito de Centro, impidiendo la entrada a todo aquel que llevara bebidas alcohólicas desde las siete de la tarde.
Ahora, el gobierno prevé implantar, en el plazo de seis meses, una ley estatal que prohíba el consumo de alcohol en la calle, ya vetado por la normativa de seis autonomías. Pretende además garantizar el cumplimiento de la actual prohibición de la venta de alcohol a menores con una regulación de los requisitos para comprar licores y con un endurecimiento de las sanciones a los establecimientos que los vendan a menores de 18 años. También se prevé regular la publicidad de estas bebidas y la creación de una asignatura obligatoria para educar a los jóvenes en este sentido. Pero la ley tendrá excepciones: se podrá seguir consumiendo alcohol en la calle, siempre que se haga en la terraza de una bar. Además, durante las fiestas patronales, el botellón estará permitido.
La geografía del 'botellón'
Los datos de Madrid, Sevilla y Málaga revelan que son al menos 586.000 los jóvenes españoles que utilizan las calles y plazas en las noches de fin de semana para organizar reuniones en las que entablan conversaciones en torno al alcohol comprado en negocios de alimentación que abren hasta altas horas de la madrugada. Sólo en dos de las siete ciudades más populosas (Barcelona y Bilbao), el botellón no es una práctica de masas.
Unos 300.000 jóvenes madrileños toman cada noche de fin de semana las plazas y parques cercanos a las zonas de copas de los distritos de Centro, Moncloa y Chamartín para realizar sus fiestas mientras que otros 200.000 las celebran en otros municipios de la región, según fuentes de la Comunidad de Madrid.
En Valencia ya existe una ley que prohíbe el consumo de alcohol en la vía pública -la ley de Drogodependencias de 1997-, pero ésta no impide que cada fin de semana miles de jóvenes se lancen a los aledaños del estadio de Mestalla, el paseo de la Alameda, la avenida de Jacinto Benavente y el barrio del Carmen. Cargados de botellas, hielos y vasos, el principal motivo que les impulsa a hacer botellón es el de gastar menos dinero en sus noches de ocio. La prohibición de beber en la calle se complementa con la de vender alcohol a menores -establecida por la ley valenciana del Menor- y la de rebasar ciertos niveles de ruido. Pero ambas se incumplen sistemáticamente, lo que demuestra que la solución no está en legislar, sino en la vigilancia del cumplimiento de la ley.
Las últimas encuestas realizadas por el Ayuntamiento de Sevilla revelan que cada noche de viernes y sábado 50.000 jóvenes de entre 15 y 29 años se reúnen en parques y plazas para beber del botellón. La reciente sentencia del TSJA que insta al Ayuntamiento a combatir esta práctica da la razón a los vecinos, pero el Gobierno municipal (PSOE-PA) considera que se ha adelantado al fallo judicial con la llamada Mesa para la Convivencia en la Noche, un órgano creado el año pasado que reúne a técnicos de las administraciones y a entidades juveniles y vecinales para coordinar todos los servicios municipales en favor de una movida más sana y menos molesta.
Unos 36.000 malagueños de 18 a 28 años acuden cada noche de viernes y sábado a las céntricas plazas de San Francisco, del Teatro y de la Merced. El Ayuntamiento está debatiendo con vecinos y empresarios la elaboración de ordenanzas con las que regular el consumo de alcohol en la vía pública y sancionar los destrozos en mobiliario urbano y portales, así como el uso del vidrio en la calle. El consistorio intentará derivar a los jóvenes a los bares antes de lo que normalmente lo hacen y a cambio, espera que los propietarios de los establecimientos bajen los precios de las copas.
En Zaragoza, los jóvenes eligen principalmente dos zonas para llevar a cabo sus fiestas callejeras: la de los aledaños del río Huerva -entre Moncasi y Juan Pablo Bonet- y el casco histórico. La primera cuenta con un sangriento historial: desde 1986 se han producido seis muertes violentas de jóvenes, la última en mayo de 2001, además de numerosas agresiones y peleas.
Jóvenes y alcohol
Pero el problema no se ciñe exclusivamente al botellón, ya que el consumo de alcohol en calles y plazas representa sólo un 21% del total de lugares donde los jóvenes beben alcohol. Las discotecas y bares de copas son los sitios donde más alcohol se consume, representan un 45%. Según la Encuesta sobre Drogas a Población Escolar de 2000, el 58% de los jóvenes entre 14 y 18 años declara consumir alcohol habitualmente y hasta un 76% lo ha probado alguna vez.. No obstante, entre 1998 y 2000 se ha incrementado un 10% el porcentaje de escolares abstemios.
La encuesta revela también que el consumo de alcohol entre los jóvenes se asocia al ocio, por lo que se centra en los fines de semana. Del total de consumidores habituales de alcohol, un 43% lo hace exclusivamente los fines de semana, frente al otro 15% que bebe a lo largo de toda la semana. Además, un 11,8% de estos jóvenes declaran hacer consumos abusivos de alcohol, porcentaje que aumenta hasta el 16,2% entre los jóvenes de entre 20 y 24 años.
El estudio concluye también que los adolescentes comienzan a beber a los 13,6 años como media, y comienzan a hacerlo semanalmente entre los 14 y los 15 años. Además, en los últimos años, se ha producido un fenómeno de feminización del consumo de alcohol. En el 2000, el consumo habitual de las chicas fue del 58,3%, frente al 57,8% registrado entre los varones.
Uno de los factores que propicia el consumo excesivo de alcohol es que, al tratarse de una droga legal, los jóvenes la consideran poco peligrosa. Mientras que las demás sustancias tóxicas tienen un riesgo percibido que oscila entre el 75 y el 89%, sólo el 42% de los jóvenes piensa que el consumo habitual de alcohol puede causar muchos o bastantes problemas. Además, existe una relación entre el consumo de alcohol y otras drogas. Así, los bebedores ocasionales son en el 42% de los casos fumadores de tabaco y en un 35% consumidores de cánnabis.
Una de las características más destacadas y preocupantes del consumo recreativo de alcohol es la búsqueda intencional de la embriaguez. En la última encuesta a escolares entre 14 y 18% años, un 40% declara haberse emborrachado alguna vez en su vida y un 20% en el último mes. Otro dato preocupante es la combinación del alcohol y la conducción entre los jóvenes. Según la Dirección General de Tráfico, los jóvenes de 16 a 24 años tienen una probabilidad de ser víctimas en accidentes de circulación de más del doble que la población general, lo que supone el 30,2 % del total de víctimas. Además, en la encuesta escolar de 2000, el 30% de los jóvenes de 18 años reconoce haber conducido bajo los efectos del alcohol o haber sido pasajero de vehículos con conductores en esa misma situación.
Pero los accidentes de tráfico no son el único problema causado por el consumo de alcohol. El 28,5% de los escolares reconoce haber sufrido algún problema causado por el alcohol, entre los que destacan: los problemas de salud (14,5%), riñas y discusiones (11%), conflictos graves con padres y hermanos (10%), peleas y agresiones físicas (6%). El alcohol es también responsable de muchos casos de violencia callejera, fracaso escolar, embarazos no deseados y conductas problemáticas.
Frente a estos datos, los cinco grupos de trabajo que configuraban el Congreso sobre Jóvenes, Noche y Alcohol, celebrado durante los días 12, 13 y 14 de febrero, trataron de aportar soluciones. No obstante, en la clausura del evento, no todos parecían estar contentos con los resultados. Un grupo de 100 compromisarios del Grupo 5, que debía buscar 'alternativas de ocio al consumo de alcohol', abuchearon a Rajoy y dos representantes subieron al estrado a leer un comunicado al finalizar el acto. En ese grupo de trabajo había animadores, jóvenes y no tan jóvenes, que trabajan en distintos municipios en programas de ocio alternativo. Llevaban ideas y esperaban encontrar vías de financiación. Su percepción es que el Gobierno les ha negado toda ayuda y sólo les ofrece una ley seca para acabar con el consumo de alcohol entre los menores y, sobre todo, 'para acabar con el botellón, que es lo único que les preocupa', según aseguraban.
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