Barcelona 'blues

El año pasado, el primer ministro británico, Tony Blair describió la cumbre de Barcelona como una encrucijada de la reforma económica de la Unión Europea, y, desde entonces, la importancia de Barcelona se convirtió en un estribillo para el Gobierno de Blair. (...) Sólo hace un mes que el Gobierno británico elaboró un Libro Blanco sobre este asunto, subrayando las tareas prioritarias que encaraba Europa en su intento de competir con los Estados Unidos en los mercados globales, (...) pero parece que ahora el Gobierno ha perdido su anterior interés por esta batalla. (...) De la cumbre de Barcelona sólo parecen preocupar las manifestaciones callejeras contra ella. (...)

Existen dudas sobre la forma actual de tomar decisiones en el seno de la UE. (...) Parece claro que no puede adoptarse ninguna de gran calado que afecte a Francia o a Alemania antes de que celebren sus elecciones de este año, y también parece que los esfuerzos por hacer realidad la agenda de reformas económicas tiene serios obstáculos institucionales. (...) La verdadera lección de Barcelona no es que Europa no tenga deseos de reformar, sino que con las estructuras actuales es incapaz de hacerlo. (...) Esto es muy importante pensando en el proceso de reforma constitucional en marcha con la Convención de Giscard. Es un hecho claro que si no se extienden las votaciones por mayoría cualificada, cualquier cambio trascendental que se quiera hacer en Europa será a la fuerza rehén de los intereses nacionales.

Londres, 15 de marzo