Aznar pide 'resultados concretos' en Barcelona

'Es vital que acudamos [al Consejo Europeo de Barcelona] con la intención de obtener resultados concretos', dice el presidente del Gobierno, José María Aznar, en la carta ritual de invitación que, como presidente de turno de la UE, dirigió ayer a los Quince para que acudan este fin de semana a la capital catalana. Sólo así, añade, se podrán 'alcanzar los objetivos que nos demandan nuestro ciudadanos: más empleo, mayor capacidad de crecimiento y más prosperidad para todos'.

El llamamiento de Aznar a que los resultados sean 'concretos' refleja la preocupación del Gobierno ante la perspectiva de que las conclusiones finales de esta cumbre no superen unas declaración genéricas que quedaría lejos satisfacer la necesidad expresada por la Comisión de que la Unión recupere su 'credibilidad comprometida' por los retrasos acumulados en el llamado proceso de Lisboa.

Cuando llevan redactados más de cuatro borradores del documento final, y analizadas las reacciones de los restantes socios, el equipo español que prepara la cumbre no tiene esperanzas de poder incluir en él los compromisos más específicos requeridos por la Comisión precisamente para superar 'la falta de resultados tangibles' de que adolece hasta ahora el proyecto de reforma económica y social de las economías aprobado en la capital portuguesa.

El Consejo de Barcelona ni siquiera abordará uno de los temas estancados, la creación de la patente europea; ni dará pasos sustanciales hacia la aprobación de un nuevo paquete de medidas para la revitalización de los ferrocarriles europeos; ni podrá poner fecha al inicio oficial del desarrollo del sistema de navegación Galileo, ni una fecha final para la creación del cielo único europeo, aunque en este punto podría haber alguna sorpresa.

Egoísmos nacionales

Dado que tampoco se podrá poner término a la liberalización del mercado energético para los usuarios domésticos, hay un riesgo claro de que de esta cumbre, emblemática para la presidencia europea de Aznar, destaquen sobre todo avances en la integración de los mercados financieros y de telecomunicaciones, con un trasfondo de declaraciones de buenas intenciones en materia de creación de empleo, educación y ciencia.

Aznar apela en su carta de ayer a la autoridad de la Comisión para pedir a los Quince que superen sus egoísmos nacionales y atiendan las recomendaciones concretas del Ejecutivo comunitario. 'A mi juicio, el Informe de Síntesis [presentado por la Comisión el pasado 15 de enero en relación con este Consejo] hace un diagnóstico preciso de nuestros logros y de nuestros retos, y sugiere líneas de actuación ponderadas y acertadas. Plantea un programa de trabajo que conjuga ambición y realismo, con el que podemos lograr los resultados que todos deseamos', dice en la carta.

También recuerda que la definitiva implantación del euro imprime especial urgencia a estas tareas. Pero, para justificar este esfuerzo de competitividad con la economía de EE UU, apela, sobre todo, a la cultura diferencial europea. 'La Estrategia de Lisboa', dice, 'nace de convicciones y valores compartidos, del hecho de que los europeos coincidimos en los mismos principios sociales y en las medidas necesarias para reformar nuestras economías. Por ello, creo que seremos capaces de obtener avances en torno a estas prioridades'.