ERC e ICV instan al alcalde a que aumente la participación en los planes urbanísticos de Barcelona
Mayol propone introducir la memoria participativa antes de aprobar los proyectos
Más participación real y debate antes de dar vía libre a los proyectos urbanísticos; y no al revés. Los socios de Joan Clos en la alcaldía de Barcelona, Jordi Portabella (Esquerra Republicana) e Imma Mayol (Iniciativa per Catalunya Verds), consideran que es necesario reforzar la participación ciudadana. La marcha atrás del Consistorio en importantes planes ya aprobados inicialmente, como el del Eix Llacuna del Poblenou y el de la plaza de Lesseps, entre otros, tras el frontal rechazo vecinal, ha provocado un debate interno dentro del equipo de gobierno municipal.
Tanto Esquerra Republicana como Iniciativa per Catalunya Verds han expresado sus críticas a Clos: no se puede planificar según que tipo de proyectos sin oír y tener en cuenta a los principales afectados, sobre todo los residentes, antes de aprobarlos de forma inicial, firmarlos por decreto o de presentarlos públicamente. En realidad, es una crítica que le llueve al Ayuntamiento de Barcelona desde no pocos frentes, empezando por el vecinal, el de la oposición de CiU y PP en el Consistorio e, incluso, de algunas voces del propio equipo de Clos y del PSC. Los más críticos hablan de prepotencia y, los menos, de falta de cintura.
Iniciativa per Catalunya Verds considera que es necesario introducir instrumentos que en otros ámbitos ya existen, como la declaración de impacto ambiental antes de ejecutar proyectos de infraestructuras. 'Una de las fórmulas posibles sería la de imponer una memoria participativa que recogiese el debate y las sugerencias de los principales afectados por un determinada planificación ciudadana', explica Imma Mayol que opina que debería ser preceptiva en proyectos urbanísticos relevantes y no de forma sistemática para cualquier intervención. La idea de introducir el requisito de una memoria participativa es una de las propuestas para mejorar los sistemas de participación que actualmente se están debatiendo en el Ayuntamiento de Barcelona.
Ese instrumento ya es bien visto por la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB). 'Es un hecho que falla la participación y los últimos acontecimientos ponen de manifiesto que lo que funciona es la presión vecinal para replantear proyectos. Pero creemos que algo así no puede ser una constante. Además, hay ejemplos de cómo hacer las cosas bien, como el plan especial de Trinitat Nova -en el que se creó una comisión de técnicos urbanistas que representaban a los afectados y a los del área de urbanismo municipal-', explica el presidente de la FAVB, Manel Andreu.
La idea básica de la memoria participativa es que la propuesta municipal de un proyecto se comunique al territorio afectado, bien sea a través de asociaciones de vecinos, entidades, comunidades de propietarios y de todos los operadores con presencia en esa zona. 'Es en ese momento cuando se debería producir la aportación de ideas y de sugerencias a la propuesta inicial para ser discutidas y, después, proceder a la aprobación inicial', resume Mayol.
En parecidos términos se expresa el tercer teniente de alcalde, Jordi Portabella, que opina que los proyectos o reformas urbanísticas de barrio o de marco acotado deben abrirse a la discusión antes de la aprobación inicial. 'Se debe discutir sobre una propuesta concreta, pero antes de que entre en marcha la maquinaria urbanística. Es evidente que algo no funciona y que no es normal tener que hacer marcha atrás porque antes no se ha discutido lo suficiente y no se han buscado soluciones intermedias', sostiene.
Los responsables de Urbanismo del Ayuntamiento consideran, en cambio, que los socios de gobierno exajeran en sus críticas. Un portavoz del consistorio insiste en que los canales de participación funcionan y argumenta que una prueba de ello es que sólo se han producido polémicas en un número reducido de proyectos, cuando la ciudad tiene en marcha más de 800.
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