'La música, como todo el arte, es un punto de vista'
Bingen Mendizabal (Vitoria, 1962) descubrió la música en el Conservatorio de su ciudad natal. Su pasión por la composición se dirigió al mundo del cine tras conocer a fines de los 80 al realizador Juanma Bajo Ulloa. Con Mikel Urdangarin acaba de editar el disco 'Bar Puerto'.
La filmografía de Bingen Mendizabal ha superado ya la veintena de películas, desde que en 1991 compuso la música de la exitosa Alas de mariposa, de Juanma Bajo Ulloa. Ha perdido la cuenta de los títulos para los que ha escrito la partitura -desde la disparatada comedia Airbag (1997) al terror de El arte de morir (2000) o el drama de Secretos del corazón (1997)-, pero no olvida que en otro largometraje de Bajo Ulloa, La madre muerta, en 1993 una orquesta tocó por vez primera su música. Ahora prepara la composición para El viaje de Carol, que está rodando Imanol Uribe.
Pregunta. ¿Cómo entiende la composición de música para el cine?
Respuesta. Yo creo que la música de cine aglutina todas las músicas. Cuanto más abarques en tu trayectoria más fácil es hacer música para el cine. El músico de cine tiene que ser versátil, es una parcela para gente de mente abierta.
P. ¿Qué otras músicas abarca la suya?
R. Buf, ¡todo lo que he oído! Digamos que tú oyes un montón de cosas, lo filtras y haces tu música. En el cine está claro que es funcional, está al servicio de la imagen. No puedes hacer música de cine y pasar de la imagen.
P. ¿Es, pues, un género diferenciado?
R. No, no es un género, es una reunión de muchos. Según la película puedes hacer música con un grupo de rock, de jazz o con tres instrumentos. El estilo lo marca la película.
P. Supongo que le gustará el cine...
R. Sí, sí, claro. El cine es muy agradecido para hacer música. A la gente le entran las cosas por los ojos; cuando escuchas la música con imagen, cobra otra dimensión, una fuerza añadida. El oficio de compositor de cine, además, te permite ganarte la vida, que es muy dificil con la composición. Hacer una película que funcione, es una cosa que engancha. Todos los que hemos hecho algo con éxito en el cine, queremos repetir. Es un oficio bonito, haces lo que te gusta, con un margen de libertad y, luego, tiene cierta repercusión, pero no excesiva. A los músicos de cine no nos gusta estar en primer plano.
P. ¿El director también dirige al músico que interviene en la película?
R. Por supuesto, es como una orquesta. El director tiene la idea general de la obra y el músico debe seguirla, como en todas las artes en la que trabaja más de una persona. Hay que intentar crear un espacio común entre el director y el compositor, un espacio afín que se consigue hablando y conociéndose.
P. Dice que no le gusta estar en primer plano, pero toca casi cada semana cara al público en Vitoria.
R. Sí, pero es otra cosa. No es un grupo, nos juntamos unos amigos en un bar y tocamos porque nos gusta.
P. ¿Como una session en un pub irlandés?
R. Sí, es la misma idea. Es algo que ya no se hace porque parece que los músicos se tienen que especializar, que sólo tocan por dinero. En esas reuniones puedes tocar mal, pero también mejor que nunca, porque estás a gusto. La música no sólo sale bien en los grandes sitios, puede salir, más de verdad, en cualquier momento. En la cultura siempre hay dos polos: la élite y lo popular. La música, como todo el arte, es un punto de vista. Y vale tanto el de un intelectual y el de alguien muy sencillo. Al final, no hay una sola música; porque estudies mucho no eres mejor que otro autodidacto. Hay que estudiar y luego romper con ello.
P. ¿Cómo?
R. Para mí, la ciudad ideal debe tener un sitio donde los músicos puedan tocar. Tiene que haber unas infraestructuras para las actuaciones de élite y otras para crear músicos. Sitios alternativos donde surjan las ideas.
P. ¿Ideas como Bar Puerto, el disco que ha grabado con el cantautor Mikel Urdangarín?
R. Mikel y yo nos hicimos amigos y me propuso hacer el disco. El embrión fue una idea del poeta Kirmen Uribe. A partir de esos textos se hizo un montaje con vídeos y canciones de Kirmen y Mikel. Luego, yo hice los arreglos y estructuré las canciones. Parte de los músicos que tocamos juntos en el bar tocan también en el disco. Es un encuentro de músicos que vienen de diferentes partes.
P. ¿Qué cuenta más, la formación o la voluntad para crear música?
R. Me gusta más la línea alternativa que la académica. La música es intuitiva, detrás debe haber una emoción que hay que transmitir.
P. ¿La música electrónica se lleva bien con la transmisión de esas emociones?
R. A mí me gusta más tocar instrumentos, pero hay música electrónica muy emocionante, muy expresiva.
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