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LAS PRIMERAS ELECCIONES DIRECTAS A RECTOR

Gran sorpresa en Girona al perder el favorito

Las elecciones del pasado lunes en la Universidad de Girona han convulsionado los cimientos de la institución. Joan Batlle, tildado de candidato utópico, de activista de la izquierda trasnochada, de idealista sin posibilidades, parecía destinado a ejercer de contrincante previo a mayor gloria del candidato continuista, el vicerector primero Sergi Bonet, que se había rodeado de un influyente equipo de pesos pesados con años de gestión a sus espaldas.

Toda la comunidad veía a Bonet como el delfín de Josep Maria Nadal, el carismático rector que ha regido los destinos de la universidad desde su fundación. En sus filas figuraba incluso un concejal del equipo de gobierno socialista del Ayuntamiento de Girona. ¿Qué podía hacer un esforzado catedrático especialista en robótica submarina contra la potente maquinaria electoral diseñada por el stablishment? La respuesta es ganar. Batlle obtuvo el 50,7% de los votos ponderados, contra el 49,3% de su oponente. Estudiantes y personal no docente fueron decisivos para su victoria, si bien el profesorado no apoyó la opción continuista como se esperaba.

Los candidatos acometieron la campaña electoral de formas muy distintas. Mientras Batlle recorría las diferentes facultades con su ordenador portátil bajo el brazo, cual vendedor de enciclopedias convencido de su producto, exponiendo con vehemencia a audiencias raquíticas un programa de grandes trazos, Bonet se movía entre bastidores, difundía su detallado y racional programa por sectores y reunía a grupos influyentes en comidas de trabajo. Batlle quería debates abiertos a todos, pero Bonet era reacio a participar en lo que definió como 'shows mediáticos'. Pero Batlle captó muchos votos de descontentos, de sectores ávidos de romper con el pasado y acabar con el enquistamiento de ciertos cargos.

La derrota fue mal digerida por los perdedores. La junta electoral, que debía validar los resultados en un simple trámite, estuvo reunida más de ocho horas. Según explicó el rector en funciones, algunos profesores habían manifestado dudas sobre la legalidad del proceso electoral y pedían que se contaran los votos en blanco en el cómputo general, lo que hacía que Batlle no llegara a la mayoría absoluta, forzando una segunda vuelta. Empezó a hablarse de intento de 'pucherazo'.

A última hora de la tarde, la junta decidió ratificar por unanimidad a Batlle como rector. Al día siguiente, Bonet reafirmó con rotundidad la legitimidad del proceso electoral.

La elección de Batlle ha abierto esperanzas y grandes incógnitas. Por primera vez en la historia de la universidad española, su equipo de ocho vicerrectores se escogerá por sufragio en cada facultad y los estudiantes podrán entrar en el equipo de gobierno con sueldo de becario.

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