Me da mucho que pensar
Vivo en Aluche. Hoy salgo a la calle en una hora normal de comprar el periódico y los tradicionales churros del domingo.
Me encuentro el barrio lleno de obras; una nueva rotonda que provoca atascos; además, están ensanchando muchas aceras que no necesitaban ser modificadas, que quitan el espacio ya escaso para el aparcamiento de los coches...
Y me da que pensar: ¿cuánto dinero cuestan todas estas obras innecesarias y que nadie quería ni ha solicitado?, y de este dinero, ¿cuánto se resbala (con efecto retroactivo) entre los dedos de las personas que las encargan con los fondos que yo, como contribuyente, he aportado? Me da que pensar el que haya obras para cambiar las marquesinas de los autobuses de sitio desplazándolas algunas sólo un par de metros (líneas 25 y 31 de EMT) sin ningún cambio útil para el usuario.Me da que pensar lo barata que ha salido la campaña publicitaria de la guerra contra el botellón, primero con bombardeos en los informativos televisivos para recoger la respuesta de los ciudadanos y tres meses después siendo algunos políticos unos héroes con la prohibición de una actividad habitual y normal entre nuestros jóvenes.
Me da que pensar lo difícil que se está haciendo la convivencia entre las distintas etnias y lo mal que va a acabar una sociedad que tiene marginados a la fuerza para marcar diferencias, no hay ricos si no hay pobres.
Mi opinión es que cada persona debería ser capaz de hacer una valoración sensata de qué es lo que sucede a su alrededor.
No me refiero a ser un sabio sociólogo o politólogo, simplemente mirar en tu calle o en tu barrio y sacar una conclusión.
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