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Entrevista:JORDI TORDERA | Técnico en relaciones hispano-japonesas | Convers@ciones en la red

"Creo que aún no soy japonés"

P. ¿Para los negocios hay que conocer las diferencias culturales entre ambas partes? - R. Sí, más que de intérprete, alguna vez me he visto obligado a ejercer de árbitro.

Jordi Tordera vive en un apartamento de 27 metros cuadrados en la ciudad japonesa de Gifu, donde, desde hace tres años, trabaja para la prefectura de la región (tordera@hyper.ocn.ne.jp). Tiene 26 años, es licenciado en filología inglesa y en 1998 ganó el concurso de oratoria en japonés que organiza la embajada nipona en España.

Pregunta. ¿Lo suyo con Japón es una fijación de la infancia?

Respuesta. Desde el instituto, con el boom de Dragon Ball, me empecé a interesar por el tebeo japonés o manga, un mundo de fantasía que desprendía un encanto especial para mí. Esta pasión coincidió con la oportunidad de viajar a Japón, invitado por un amigo que estaba viviendo como estudiante de intercambio con una familia japonesa. Sentí el deseo de ver qué había detrás del papel de celuloide y quedé asombrado de la gran dosis de realidad, de cultura y sociedad japonesa que existía en el manga.

P. Luego fue con clarines y trompetas.

R. Era mi segundo viaje, pero para mí, espiritualmente, fue el primero, porque ya conocía el idioma. Fui como guía e intérprete de la Joven Orquesta del Conservatorio Superior Joaquín Rodrigo de Valencia y me sorprendió cómo los organizadores del Festival Internacional de Música de Shizuoka tenían planificado hasta el último detalle, como si de una fórmula matemática se tratase. Antes de nuestra llegada nos llegó un fax para preguntarnos cuál sería el valor y el tamaño del regalo que ofreceríamos en el intercambio de obsequios con el alcalde de Shizuoka, para así ellos poder ajustar su regalo en proporción y valor. Trabajar con ellos fue un encanto, menos cuando surgía algún imprevisto. Esta gente se horroriza cuando surge algún cambio a última hora.

P. ¿Y cómo se hizo agente japonés?

R. A través de la Embajada en España me integré en el JET (Japan Exchange and Teaching Program) que es un programa creado por el Gobierno japonés por el que contratan a jóvenes graduados para promocionar la presencia de Japón en el mundo y el conocimiento de otras culturas en Japón.

P. ¿A la hora de los negocios es importante conocer las diferencias culturales entre ambas partes?

R. Sí, conocer las dos lenguas no es suficiente. Hay que conocer bien las dos mentalidades, y más que traducir, hay que interpretar y transmitir el sentimiento entre ambas partes, cuidando la elección de las expresiones y censurando lo que se crea conveniente, para intentar no crear malentendidos o ofensas que puedan afectar a las relaciones entre los dos países. Y más que de intérprete, alguna vez me he visto obligado a ejercer como árbitro.

P. ¿Por qué los japoneses hacen tantas fotos?

R. Cuando consiguen vacaciones no suelen ser de más de diez días. Les encanta ver nuevos lugares, cuantos más, mejor. A tal velocidad, la única manera de disfrutar y recordar los lugares que han visitado es viéndose a ellos mismos en la foto que refleja el sitio donde han estado. A veces se maravillan ellos mismos de la belleza de los edificios que forman el escenario de la foto que tomaron en su día, a pesar de no recordar que hayan estado allí.

P. ¿Esos hoteles que parecen nichos no producen miedo a no despertarse?

R. He llegado a entrar en uno de los llamados hoteles cápsula, y fue tal la impresión y la claustrofobia que sentí que, a pesar del tentador precio, salí al instante, horrorizado. Creo que aún no soy japonés.

P. ¿Y por qué hay que extirpar la vena inguinal de las gambas?

R. Los japoneses se comen las gambas crudas. La vena inguinal enseguida produce olores desagradables y por eso se extirpa. Otra forma de entenderlo es asociarlo al hecho de que los españoles no se comen la cabeza de las sardinas y los japoneses sí.

P. ¿Se ha planteado vivir sin Internet?

R. Con apretar un par de botones, vía web cam, conecto con imagen y sonido con mi casa de Valencia. Sin la red, se me haría dura la distancia, pero a su vez sería un desafío interesante: me motivaría a comunicarme por el método tradicional de la carta y me demostraría si soy capaz de sobrevivir aquí en Japón solo.

P. ¿Es difícil tener amigos japoneses?

R. Antes de que me diese cuenta, ya me encontraba metido en un grupo de colegas de la oficina y compañeros de diversión, quedándome sin voz en los karaokes y devorando sushi en la cima del Fujiyama. Me llamó la atención la dulce amabilidad mezclada con admiración que sienten por el extranjero, aparte de la fijación por lo americano. Eso a veces, produce confusión a la hora de distinguir quién es realmente amigo y quién esta siendo simplemente amable por simpatía.

P. Un americano dijo que hacer el amor con una japonesa era más solitario que al modo de Onán.

R. Creo que no se enteraba, o yo he tenido la suerte de dar con la excepción que confirma la regla. A lo mejor las japonesas dicen lo mismo de los americanos, quién sabe.

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