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Entrevista:MICHAEL STEINER | Administrador de la ONU para Kosovo

'Un vacío en Kosovo supone un peligro afgano para Europa'

El diplomático alemán Michael Steiner, un soltero adicto al trabajo de 52 años, tomó posesión hace apenas un mes del cargo de administrador de la ONU para Kosovo y su primera visita como tal la hizo 'no a Nueva York, ni a Berlín, sino a la presidencia de la Unión Europea que ejerce España'. En una entrevista con EL PAÍS, advierte Steiner del riesgo que supone olvidarse de Kosovo y crear un vacío que suponga la importación en Europa del extremismo político y la criminalidad organizada.

Llegó Steiner a Madrid con el flamante éxito de haber logrado la formación, tras más de tres meses de negociaciones, de un Gobierno de todos los partidos en Kosovo. El Parlamento, elegido el pasado 17 de noviembre, votó al fin a Ibrahim Rugova como presidente de Kosovo y a Bajram Rexhepi para primer ministro, del partido del ex guerrillero Hasim Thaci. Reconoce Steiner que fue un parto con fórceps: 'Fue difícil ciertamente. Tuve la suerte de que en los tres meses anteriores todos lo intentaron y no avanzaron por intereses partidistas egoístas. Llegó un momento en que la gente estaba harta y por eso tuve suerte'. Confia Steiner en que en el nuevo Gobierno 'entrará un representante de los serbios y eso va a funcionar'.

'Hay una conexión entre lo que se hace contra Al Qaeda y el trabajo en Kosovo'
'Si recibimos una orden de detención de La Haya, actuaremos sin importar la persona'
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El acuerdo de gobierno no menciona ni una palabra sobre la independencia de Kosovo. A la pregunta de si 'se barrió debajo de la alfombra', responde Steiner: 'Sabemos que los albaneses están a favor desde siempre. Es así. Mi base jurídica es la resolución 1.244 del Consejo de Seguridad de la ONU, que establece que la cuestión del estatuto final permanece abierta y la resolveremos de acuerdo con Belgrado. No puede ser una solución bilateral'. Para Steiner, el retorno de los serbios 'es una cuestión central, pero siempre advierto de que no se trata tanto de lograr el retorno, sino de impedir su marcha. El problema es que todavía muchos kosovares no albaneses abandonan Kosovo. Hay que pararlo, tenemos que estabilizar la situación y, naturalmente, fomentar el retorno. La base para lograrlo es quitar el miedo a la gente. No el odio, que no es lo decisivo, sino el miedo, también el de las mayorías'.

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Sostiene Steiner: 'Lo peor que nos puede pasar a los europeos es que los esfuerzos comunes realizados en 1999 y los años posteriores no tuvieran éxito. Si esto ocurriese y se produjera un vacío en Kosovo, importaríamos un peligro afgano a Europa. Una cosa está clara: un vacío en Kosovo significa exportación de inseguridad y de criminalidad organizada en Europa'.

Según el administrador de la ONU, 'cuando se aplica una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU hay una especie de, por decirlo de forma cínica, concurso de belleza internacional entre regiones en crisis. Desde el 11 de septiembre, Kosovo pasó a segundo plano de la atención mundial. Esto es síntoma de una buena evolución, porque indica que la situación se tranquiliza y esto no es malo, pero tenemos que prestar una endemoniada atención a no cometer el error de algo que experimenté en mis anteriores puestos. Se produce un conflicto y todo el mundo mira hacia allí, pero apenas desaparece de la superficie, se mira hacia otra parte'.

El olvido de Kosovo encierra un grave peligro: 'No podemos crear un vacío, una zona sin ley en Europa. Por nuestro más elemental interés, tenemos que hacer que Kosovo forme parte de una zona de estabilidad. Hay una conexión entre lo que se hace contra Al Qaeda en el mundo y nuestro trabajo en Kosovo. No digo que estén allí, pero tenemos que impedir que entren. Hay de vez en cuando indicios de que hay algo, pero no se ha encontrado nada'.

Sobre la frontera de Kosovo con Macedonia, que vivió meses atrás la ofensiva de los albaneses del Ejército de Liberación Nacional (ELN), reconoce Steiner: 'Con sinceridad, cualquiera que crea que esas fronteras se pueden cerrar por completo no tiene ni idea. Se puede dificultar la entrada, pero no se puede impedir ni con un cierre total de la frontera entre Kosovo y Macedonia. Entrarían por Albania o por el sur de Serbia. Sólo se puede solucionar el problema de forma política a base de quitar el agua a los que nadan en ella como peces. Por eso hay que lograr aliados entre la población de Macedonia y en Kosovo'.

Para desmantelar el Ejército de Liberación de Kosovo (ELK) se creó un Cuerpo de Protección de Kosovo (KPM) que supone un continuo quebradero de cabeza. Según Steiner, 'hay una contradicción entre las esperanzas de los albanokosovares de lograr la independencia, su deseo de seguridad y tener una protección y nuestros intereses, recogidos en la resolución 1.244, de desmilitarizar el ELK. Tras una situación como la de Kosovo, qué se hace con la gente involucrada en la lucha. Si prohibimos el ELK y se les dice que son civiles, se convertirían en el foco de las esperanzas de independencia y las necesidades de seguridad y se crearían unas estructuras paralelas en la clandestinidad. Se escogió el camino de civilizar el KPM de forma abierta. Persiste la tensión, esto no se puede discutir, y tenemos una lucha diaria para darles ese marco civil, para lograr ese efecto positivo de domesticar y civilizar a los involucrados en la guerrilla'. Admite Steiner que el KPM practica la llamada táctica del salchichón, cortar poco a poco rodajas, pero 'tenemos que mantener el aliento para no entregar el salchichón'.

La detención de presuntos criminales de guerra albanokosovares desencadenó manifestaciones de protesta. Tajante, afirma Steiner: 'Mi línea es que no se puede tener todo. Si se quiere ir hacia Europa, hay que aceptar las reglas de juego europeas que dicen que si hay una orden de detención correcta hay que cumplirla. Quien no lo quiere, no quiere ir hacia Europa. Las órdenes de detención correctas hay que cumplirlas. La mayoría de la gente comprende esto'.

A la pregunta de si también lo comprenden los dirigentes más radicales, Thaci y Ramush Haradinaj, reconoce Steiner que 'no' y asegura: 'Si recibimos una orden de detención de La Haya, actuaremos sin importar la persona afectada. No podemos actuar de otra manera. No sé si mi mano temblará, pero no tenemos ni un milímetro de margen de maniobra'.

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