Histerismo por el nuevo Manzanares
En el toreo, las sugestiones y la predisposición exageradas pueden jugar malas pasadas. Se pueden ver árboles que tapen el bosque de la realidad y eso, a la larga, resulta peligroso. Ayer debutaba el nuevo Manzanares en Castellón y la expectación previa no desbordó las previsiones, pero sí la posterior manifestación de la gente en los tendidos. El joven Manzanares tiene hecho ya el cartel de antemano, pero no su carrera. El nuevo Manzanares no es una realidad, como desquiciadamente quieren ver algunos, sino un proyecto. Un proyecto ilusionante, pero por el momento sólo eso.
En su primer paso por feria española de cierta importancia, Manzanares dejó sobre la mesa las cartas de sus posibilidades. Ha bebido en las fuentes clásicas del toreo, tiene empaque, gusto, estética, pero sin duda su mejor virtud es el sentido del temple. La estética se copia y este Manzanares ha tenido buen espejo donde mirarse. Pero el temple es algo innato de cada uno; se tiene o no se tiene. Ni se copia y es difícil de aprender, por mucho que digan. Todo eso apuntó Manzanares en Castellón, que no es poco para quien lleva tan escaso bagaje profesional.
Ruiz / Jiménez, García, Manzanares
Seis novillos de Daniel Ruiz, terciados 3º, 4º y 5º, más aparentes el resto. Justos de fuerzas, mansearon en el caballo y, a excepción del 3º, que tuvo son en la muleta, el resto pecó de transmisión y resultó muy soso. César Jiménez: estocada perdiendo la muleta y seis descabellos (saludos); entera caída y trasera (oreja). Iván García: pinchazo y descabello (oreja); pinchazo y entera -aviso- (saludos). José María Manzanares: bajonazo (oreja); entera (oreja). Plaza de Castellón, 3ª de feria. Casi media entrada.
La novillada de Daniel Ruiz estuvo falta de raza. Sosa, sin emoción y justa de fuerzas, fue novillada que se quedó pequeña para novilleros tan preparados como César Jiménez e Iván García. A ambos les faltó novillo y el buen concepto del primero y la garra del segundo quedaron minimizados. A los novilleros figuras les suelen cuidar sus mentores en exceso y no se dan cuenta de que en casos como los de estos dos novilleros tanto mimo es contraproducente. Ayer, sin ir más lejos, perdieron la oportunidad de dar la talla ante tan insignificante novillada.
Babelia
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