La plantilla de realizadores malagueños aumenta pese a la falta de medios
Para Carlos Murante la creatividad nunca ha sido un problema. Con una videocámara y su hermana como protagonista podía sacarse un corto de la manga en unas horas. Su trabajo como realizador en una televisión local le permitió comenzar una creación más profesional. 'Pregunté al director de mi televisión y me dio libertad para utilizar los equipos durante los fines de semana', dice Murante.
Un grupo de actores que conoció en un curso de doblaje y amigos de otros medios de comunicación prestaron su ayuda a este cineasta malagueño para el corto Portadas. Ha grabado en formato Dvcam en localizaciones de Málaga y sólo ha tenido que cubrir pequeños gastos personales y una cena de agradecimiento.
El caso de Luis Calvo ha sido muy distinto. Su cortometraje Pay per view le ha costado más de 12.000 euros. 'Estaba trabajando en producción de cine en Madrid cuando escribí el guión. Lo llevé a Manolo Matji, un productor con el que había coincidido y me animó a seguir', cuenta Calvo. 'Su hijo, Nicolás Matji, asumió el proyecto y comenzamos a grabar en Málaga', añade. Luis buscó financiación pública. La primera ayuda que consiguió fue la del ayuntamiento. Logró también subvenciones de la Junta y de Canal Sur Televisión, que entró como coproductora y compró los derechos de emisión por 12 años. Todo el equipo técnico era de Madrid. Grabaron en Betacam digital.
Jesús Torres comparte un caso parecido al de Carlos Murante. Trabaja en Benalmádena Televisión y gracias a su implicación en este mundillo tuvo contactos en Madrid que le consiguieron los equipos a precios reducidos. 'Lo rodé en 16 milímetros, que es más barato que los 35 pero también es formato de cine. La iluminación me la dejaron gratis y tengo buenos amigos que me prestaron su ayuda', comenta Jesús. What afraid you gave me obtuvo una subvención del Ayuntamiento de Málaga de 1.502 euros que no pudo cubrir totalmente la compra de latas de películas ni el alquiler de equipos.
Rafatal rodó su cortometraje ¡Manuela, el cinto! en 35 milímetros. La película la compraba en el municipio de Estepona, importada desde Barcelona; la cámara era de Sevilla; la iluminación la consiguió en Fuengirola y el sonido en Málaga y Madrid. Para montar su cortometraje, que costó 30.000 euros, tuvo que irse a los laboratorios de Barcelona, ya que sólo existen allí y en Madrid.
Isaías Jiménez también vive en Madrid, intentando buscarse una salida tan difícil en una ciudad como Málaga. Ya ha rodado varios cortometrajes en 35 milímetros, al igual que Rafatal. En San Sebastián logró entrar en la proyección de la película Airbag, donde conoció al director Juanma Bajo Ulloa. 'Él me regaló una cámara suya Super 8. Con ella hicimos varios cortos cuando volví a Málaga'.
Son cinco de los creadores del panorama cinematográfico local. Algunos consideran que en Málaga aún hay una visión muy provinciana y que es necesario salir fuera para ver las propias limitaciones. En la provincia no hay laboratorios de cine, ni equipos, ni demasiados medios, como asegura la mayoría. Pero sí que existe una importante cantera profesional y artística que ha hecho de la escasez no un obstáculo sino un reto.
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