La autonomía de Muehlegg
El esquiador logró que la federación no ejerciera sobre él ningún control médico
Los Juegos de Salt Lake City han sido muy especiales para España. Con sólo siete participantes se han logrado dos medallas de oro, aunque sospechosas de dopaje tras quitarle el COI la tercera a Johan Muehlegg. Pero, aunque hubiera quedado como una estrella, no habría tapado el desértico panorama de los deportes invernales. Tampoco podría justificar la libertad concedida por la federación a un deportista que ha podido imponer su equipo y su forma de trabajar sin someterse a ningún control.
Muehlegg sólo corrió una temporada integrado plenamente en el equipo español, la de 1999-2000, en la que ganó la Copa del Mundo. Después llegó a un acuerdo. Según dicho pacto, iría por libre. Sólo se comprometía a representar a España en las grandes competiciones. Fue nada más terminar la última prueba, en pleno festejo del éxito, cuando Muehlegg soltó la bomba. Dijo que no quería ningún control médico; que el doctor de la federación, Benjamín Fernández, no debía tener acceso a su preparación ni a sus conntroles. Añadió que tampoco quería seguir con el director técnico, el italiano Carlo Petrini, argumentando razones técnicas. La federación, que no podía echar a Petrini por un principio mínimo de autoridad, tomó la decisión salomónica de ceder. Y desde entonces él se lo guisa y él se lo come.
En otras federaciones olímpicas la autonomía causa perplejidad. En la de atletismo, por ejemplo, los atletas están obligados a comunicar en su ficha federativa el nombre de su médico. Si no, se les considera los únicos responsables en caso de dopaje.
La única concesión que hizo Muehlegg fue la de someterse a un control antidopaje del COE poco antes de los Juegos, obligatorio para los siete participantes en Salt Lake City. Fue el 14 de enero y, curiosamente, se tuvo que repetir por haberse ensuciado algún recipiente. Pero antes y después ha hecho su vida. Y sin médico, según él.
Benjamín Fernández, el de la federación, dice: 'Que yo sepa, no tiene. Yo le puedo tratar puntualmente si me lo pide, como a cualquier persona. Ya lo hice en los Mundiales del Lahti, cuando tuvo la congelación del ojo. Pero yo no soy su médico porque no está en el equipo'. La identidad de su médico es uno de los grandes misterios.
Un golpe de timón
Tampoco puede justificar nada el sexto lugar de María José Rienda en el gigante, que la confirma en la élite mundial aunque no lograra medalla. Sólo un buen premio para el escaso equipo femenino. El resto de los siete participantes sólo lograron puestos modestos.
El panorama necesita un golpe de timón cuando ya está en marcha el proceso electoral federativo y suenan candidatos como moscas a la miel. Pero el camino sólo es uno si se quiere tener un peso específico internacional.
Jaca ganó a Granada la candidatura olímpica española para los Juegos de 2010 y su garantía de los Pirineos, la única gran cadena montañosa del mundo que aún no ha tenido unos Juegos invernales, es atractiva. Pero si sus aspiraciones en una cita olímpica invernal son accesibles por territorio, con rivales más flojos en la lucha que en los gigantescos de verano, lo que no funcionará nunca ante el COI es comprobar que no existen federaciones de cada uno de los siete distintos deportes de nieve y hielo.
El hecho de que haya pocos practicantes no significa que no se pueda empezar. Hay federaciones internacionales, como la de hockey, por ejemplo, que se opondrá a cualquier candidatura que no tenga federación propia. Y Jaca no puede ofrecer el triste panorama de una candidatura sin federaciones.
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