Jospin inicia su campaña con críticas a Bush y a Chirac
El candidato socialista defiende una UE fuerte
El primer ministro y candidato socialista a la presidencia de Francia, Lionel Jospin, se manifestó ayer a favor de un papel activo de su país en política exterior y puso en guardia contra un proceso de ampliación de la UE que termine transformando 'la federación europea de naciones en una simple zona de libre cambio'. Jospin exhortó a sus conciudadanos a que no cedan a la tentación del 'repliegue nacional, que sería mortal', y reiteró sus críticas a la Administración del presidente George W. Bush.
'El mundo es demasiado complejo para que una sola potencia pretenda resolver los problemas del planeta sólo según sus intereses', recordó Jospin. El candidato socialista marcó así su territorio en un dominio reservado al presidente de la República, en el que Jacques Chirac ha mantenido el protagonismo durante los cinco años de cohabitación, sentando por primera vez las bases de lo que sería su propia política internacional en caso de ser elegido.
El todavía primer ministro recordó el 'apoyo sin reservas de Francia a Estados Unidos tras los atentados del 11 de septiembre', antes de advertir contra el unilateralismo de una sola potencia y la tentación de reducir los problemas del planeta a la lucha antiterrorista. En ese momento elogió los esfuerzos del anterior presidente de EE UU, Bill Clinton, en pro de la paz en Oriente Próximo. También ironizó sobre 'aquellos que sostienen un tema a la moda, eso de que ya no hay diferencias entre izquierda y derecha', para preguntarse por qué sólo se oyen voces de izquierda entre quienes piden explicaciones a EE UU por su política exterior. Y volvió a referirse a la necesidad de adoptar un papel activo 'para no diluirse en la globalización, amenazada por las reglas del liberalismo y de la uniformidad de la cultura'.
Además de precisar la oferta electoral, este discurso, revestido con la aureola de candidato, permite a Jospin tranquilizar al Partido Socialista sobre el alcance de su entrevista televisada del jueves pasado, en la que se manifestó 'socialista de inspiración', pero puntualizó que el proyecto presidencial que propone a su país 'no es socialista'. Jospin confirmó ayer, de nuevo, la voluntad de ensanchar su base electoral. Y con vistas a la segunda vuelta de las presidenciales, habló de atraer a 'los cientos de miles de franceses que tienen una digna concepción de la República', el tema favorito de la campaña de su ex ministro y actual oponente, Jean-Pierre Chevènement. Los 1.500 representantes del Partido Socialista que le escuchaban no dieron muestras de inquietud: su investidura como candidato obtuvo el 99,5% de los votos -no había más aspirantes- y su discurso, de más de una hora, fue interrumpido por ovaciones y gritos de 'Lionel, presidente'.
Las espadas están en alto, a juzgar por el último sondeo, publicado ayer, que pronostica una victoria de Chirac en la primera vuelta de las presidenciales (25%) frente a Jospin (23%), con Chevènement siempre en tercera posición (10%). Para la segunda y definitiva votación del 5 de mayo, el Instituto IFOP, autor de la encuesta, no se pilla los dedos: asegura que los dos primeros están al 50% de posibilidades.
Jospin recordó ayer a los suyos que 'la democracia no es una guerra civil'. Pero lanzó su primer ataque directo contra Chirac, denunciando sus 'dos años de presidencia infiel', de 1995 a 1997, cuando pudo actuar libremente porque contaba con la mayoría parlamentaria, pero 'hizo una política contraria a los compromisos adquiridos'; y sus cinco años posteriores de 'presidencia pasiva', los de la cohabitación con la izquierda, en los que Chirac 'ejerció una presidencia casi protocolaria'. Jospin anunció una reforma de la Constitución para acabar con la inmunidad penal del jefe del Estado, 'para que el presidente no sea el único francés que goce del privilegio de no someterse a la ley'.
A falta de menos de dos meses para la primera vuelta de las presidenciales, el 21 de abril, los socialistas no ocultan el placer que les causa la imagen transmitida por la asamblea de centro-derecha celebrada el sábado en Toulouse, en la que millares de chiraquistas abuchearon a François Bayrou, líder del partido centrista UDF, cuando éste pedía 'respeto a la diferencia' y confirmaba su propia candidatura.
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