Poeta de cámara
No es al Vinicius de Moraes informal y ocurrente de las grabaciones de los setenta en La Fusa al que se rememoró. En el recital se escucharon letras intensas del poeta brasileño, musicadas años antes por un excepcional Antonio Carlos Jobim. Vinicius solía canturrear en público con una fórmula que él bautizó como 'la chica, el poeta y la guitarra'. El poeta esta vez fue un ingenioso Geraldo Carneiro, que le conoció con 17 años; tiene escrito un libro sobre él, e incluso, como confesó, ha mantenido relaciones poco recomendables con su nieta. Carneiro ejerció de maestro de ceremonias en su español aprendido con Astor Piazzolla, o sea, con acento argentino. Alguien pudo pensar, erróneamente, que sólo es un gracioso con el don de la palabra. No sería justo para quien ha escrito para Piazzolla o Egberto Gismonti, traduce Shakespeare al portugués y tiene obra editada en varios idiomas. Carneiro es un poeta que, parafraseando a Drummond, vive como un poeta.
'Vinicius de Moraes: O canto da paixão'
Olivia Byington (voz), Wagner Tiso (piano) y Geraldo Carneiro (textos). Círculo de Bellas Artes. Madrid, 22 de febrero.
La guitarra de la tríada la sustituyó el piano de Wagner Tiso, un magnífico orquestador que intentó ser fiel al espíritu de Jobim -con una hermosa interpretación en solitario de Eu sei que vou te amar-. Y hubo cantante femenina: Olivia Byington. No todo el mundo aprecia las voces agudas, de formación clásica como la suya, pero Serenata do adeus o Soneto de separação requieren ese tratamiento. Hubo humor, como le habría gustado a Vinicius, aunque faltase el whisky. Y hacia el final sonó la canción que cantaron los asistentes a su entierro, en julio de 1980: 'Si todos fuesen como tú, ¡qué maravilla vivir!'.
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