Jordi Moragas garantiza el apoyo del Partido Popular a CiU en su estreno como dirigente
El último fichaje de Aznar marca distancias con la dirección catalana del PP
Un mes después de coger el carnet del PP, Jordi Moragas, el último fichaje catalán de José María Aznar, tuvo ayer su bautismo como nuevo dirigente del partido. Y no fue un mero trámite. Durante la escuela de invierno que la formación celebra en Vielha (Val d'Aran), Moragas se presentó a los militantes con una conferencia sobre Europa, pero dejó claro que no será un mero espectador de la política catalana: pese a que el Partido Popular de Cataluña se esfuerza en marcar distancias con CiU, Moragas subrayó que su prioridad debe ser ahora garantizar la estabilidad.
Moragas, de 36 años y diplomático de carrera, fue elegido en el último congreso nacional del PP, a finales del mes pasado, responsable de las relaciones internacionales del partido, un influyente cargo de la ejecutiva que depende directamente de Aznar. Hasta aquel momento era sólo un técnico de La Moncloa prácticamente desconocido por los dirigentes del PP de Cataluña; pero ahora, de repente, se ha convertido en uno de los líderes del PP catalán con más poder en el partido y uno de sus cuatro representantes en la ejecutiva nacional.
Al igual que todos los últimos fichajes catalanes de Aznar, Moragas entró por arriba, sin que la estructura del partido en Cataluña fuera consultada. Ayer mismo lo admitía indirectamente el vicesecretario general de organización del partido en Cataluña, Xavier Garcia Albiol, durante la presentación que hizo de Moragas en la escuela de invierno. Él, que en teoría controla la organización del partido -y por tanto las afiliaciones-, se enteró en el mismo cónclave de que Moragas se había afiliado en Cataluña: 'Cuando en el congreso me enteré de que lo nombraban secretario ejecutivo de Internacional, en seguida fui a buscarlo para presentarme', explicó Garcia Albiol.
Ayer, 'nervioso' e 'ilusionado', Moragas hizo su debut como dirigente político. Se definió dentro de la ortodoxia del partido -abanderado del 'centro reformista' y entusiasta de la globalización-, aunque mostró un fervor europeísta superior a las posiciones del partido. Pero Moragas, que utilizó el castellano en la mayor parte de su intervención, no se limitó a hablar de política internacional y entró de lleno, con criterio propio, en el debate que vive su partido desde hace meses sobre las relaciones con CiU. El nuevo dirigente del PP criticó que los nacionalistas rechacen la propuesta de Aznar para integrarse en el Gobierno central, lo que a su juicio hubiera garantizado la presencia directa de los nacionalistas en Europa, una de sus aspiraciones. 'Diciendo que no , estaban diciendo también que no a tener ministros el Consejo de Ministros europeo, y esto es muy grave', aseveró.
Pese a las críticas a CiU, Moragas se mostró partidario sin ambigüedades de agotar la legislatura en Cataluña. Desde hace meses, el presidente regional del PP, Alberto Fernández Díaz, trata de convencer a la dirección nacional de su partido de la necesidad de desmarcarse nítidamente de CiU en Cataluña, una pretensión que ha tomado un nuevo impulso por la decisión de la federación nacionalista de poner en primera línea una batería de demandas autonomistas. En su primera intervención como dirigente, Moragas demostró que se sitúa entre los más moderados del PP y que tiene otra prioridad: que el principal objetivo del PP catalán en estos momentos sea 'dar estabilidad política' a Cataluña'. 'Nosotros somos gente de largo recorrido, somos gente pacífica y no nos gusta gritar', subrayó al término de su intervención.
En la jornada de ayer también participó, entre otros, el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, Jorge Fernández Díaz, quien hizo un repaso de la actividad legislativa impulsada por el PP, que a su juicio siempre ha puesto en primer término el diálogo con otras fuerzas políticas.
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